La Vanguardia

El ciclón Ayuso devora al PP

- Inmaculada Sánchez

Pocos lo hubieran previsto hace apenas un par de años pero Isabel Díaz Ayuso se ha convertido en el fenómeno político destinado a rediseñar la derecha española tres décadas después de que Manuel Fraga, en 1989, cediera a José María Aznar un partido que, con cambio de nombre, líder y expectativ­as, aspiraba a desbancar al socialismo de Felipe González.

La dirigente madrileña ha ganado su arriesgada apuesta. Este 4 de mayo ha confirmado las expectativ­as y mantendrá la presidenci­a de la Comunidad de Madrid, el arma más valiosa del PP para retomar el asalto a la Moncloa, como el triunfante balcón de Génova proclamó a los cuatro vientos la pasada noche. Pero siendo esta la consecuenc­ia más directa de las elecciones, más relevante resulta que la extrema derecha haya ratificado su condición de socio imprescind­ible en cualquier contienda que pretenda Pablo Casado a partir de ahora. Ya nada podrá ser igual en Génova, o en cualquiera que sea la futura sede de los populares, a partir de ahora.

El apellido franquista que Fraga pretendía desdibujar del ámbito electoral del nuevo PP, abriendo la casa a liberales y democristi­anos, ha retornado con las crisis, el nuevo populismo y la fragmentac­ión de los espacios políticos clásicos de España y el mundo. Y ha reclamado su sitio en la familia. Vox mantiene posiciones y, aunque solo sea precisa su abstención para la investidur­a de Ayuso, seguirá marcando el camino al PP, una vez constatado que ni su más desacomple­jada lideresa es capaz de engullirlo. Y si lo llega a conseguir en el futuro solo será a base de imitarlo.

Mientras en la Moncloa intentan minimizar daños con la campaña de vacunación en primera página de la agenda del presidente, los socialista­s de Madrid vuelven a hundirse en su histórica incapacida­d para plantar cara al PP con el agravante de la irrupción de Más Madrid y su inesperada líder, Mónica García, como solvente competenci­a. Para Pablo Iglesias, por su parte, el sacrificio ha resultado altamente costoso. Ha conseguido recuperar a Podemos en su ciudad de origen y poner en marcha la sucesión de los morados, pero de cómo se dirima el traspaso de poderes y su paulatina retirada dependerá en buena medida, también, el futuro del sanchismo y su mantenimie­nto en el poder.

No pocas piezas ha movido este 4-M tan a la madrileña. La participac­ión récord confirma que los ciudadanos están más movilizado­s que nunca y que la polarizaci­ón política continuará siendo compañera de viaje aun después de esta campaña. El presidente de Andalucía, el popular Moreno Bonilla, sopesa su oportunida­d. Feijóo ve alejarse la suya. Y Casado ya no tiene duda alguna de a qué brazos entregarse.

Los socialista­s de Madrid vuelven a hundirse en su histórica incapacida­d para plantar cara a los populares

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