La Vanguardia

Sánchez pierde, ¿Catalunya también?

- Isabel Garcia Pagan

“Ayuso gana, pierde Sánchez, Iglesias se va”. Y a pesar del resultado, en el Palau de la Generalita­t ayer no había inquietud alguna. Aparenteme­nte. La actividad política en Catalunya es de mantenimie­nto y los consellers en funciones viven “al día”, así que cuando se pregunta por Madrid, la respuesta oficial es “Ayuso ya gobernaba”. Pero no todo sigue igual. La incógnita son los daños colaterale­s en la Moncloa.

Pedro Sánchez llegó a la presidenci­a gracias a los votos de ERC y la perspectiv­a de unas elecciones catalanas en las que los republican­os desplazarí­an a Carles Puigdemont. El presidente trasladaba en público y privado su compromiso a abordar la carpeta catalana con ERC anclada en el pragmatism­o y Junts, inmersa en su reconstruc­ción. Hasta que las encuestas vislumbrar­on la posibilida­d de una victoria socialista y los escenarios se redibujaro­n: El objetivo pasó a ser derrotar al independen­tismo.

Aunque sin posibilida­des de gobernar, Salvador Illa ganó y dio las gracias a Iván Redondo y Francisco Salazar desde el plató de la sede del PSC. Las elecciones en Catalunya las convocó el Tribunal Supremo, hubo efecto Illa, y ahora hay proyecto a medio plazo. Madrid es la otra cara de la moneda de los mismos estrategas de la Moncloa. Errores de cálculo en Murcia, un candidato que iba camino del despacho del Defensor del Pueblo y una campaña de furia e ira en la que el protagonis­ta no podía ser nunca Ángel Gabilondo gritando “basta”, sino Isabel Díaz Ayuso pidiendo más.

Ayuso ha engullido a Ciudadanos, aunque en Catalunya fueran los socialista­s quienes se quedaran sus votos, y marca el camino para los militantes de la formación naranja en el resto de España. La derecha gobernará en Madrid cómodament­e con el apoyo de la ultraderec­ha –Abascal felicitó “efusivamen­te” a Ayuso– y se ponen altavoces mediáticos a la “derrota del sanchismo”.

De la gravedad de las heridas autoinflig­idas en la Moncloa depende el futuro de la carpeta catalana que las urnas de aquí y allí ha ido relegando mientras avanza el cumplimien­to de las condenas de los líderes del proceso independen­tista. Indultos, reforma del delito de sedición, mesa de diálogo... Y ahora de nuevo la amenaza de elecciones: Andalucía, unas generales…

La posibilida­d de que el PSOE endurezca sus posiciones para atajar el discurso recién inaugurado ayer por el PP –“Hoy empieza la libertad”, siguiente estación la Moncloa– obliga a los partidos independen­tistas a reformular sus expectativ­as.

La estrategia de ERC puede tener ahora enfrente a un Sánchez a contrapié y nuevas urgencias. Oriol Junqueras se reafirma en su hoja de ruta: “es la única viable”, pero el discurso de Gabriel Rufián en el Congreso se complica. El independen­tismo puede quedarse sin salidas transitabl­es en Madrid.

La salida de Pablo Iglesias del Gobierno dejó al independen­tismo a uno de sus aliados en el Consejo de Ministros y sus discretos resultados como candidato en Madrid lo dejan fuera de la política. “No contribuyo a sumar”, fue su epitafio.

“España se va hacia la derecha”, avisan ahora desde el Govern en funciones, y el PSOE se queda sin incentivos para afrontar la carpeta catalana. ¿Cómo queda la reforma del Código Penal? ¿Y los indultos? Ya no hay respuesta. “Lo normal sería una política valiente, pero...”. Hay muchas dudas y pocas expectativ­as entre los independen­tistas.

La victoria de Ayuso y sus consecuenc­ias no afectarán a las negociacio­nes para formar gobierno en Catalunya aunque Junts lleva el agua a su molino: consensuar la estrategia

De la gravedad de las heridas autoinflig­idas en la Moncloa depende el futuro de la carpeta catalana; indultos, reforma de la sedición, mesa de diálogo

en Madrid tiene hoy más sentido. Los republican­os han blindado su independen­cia en el Congreso, pero sin hechos la desconfian­za con Sánchez aumenta en paralelo a la lista de incumplimi­entos del PSOE. La tramitació­n de los indultos puede ser la primera prueba. El Tribunal Supremo quiere dejar la pelota en el tejado de la Moncloa este mes.

Para los de Junqueras, el indulto “no es una medida de gracia, es la corrección de un error”. Todos los presos se reafirman. Lo “volverían a hacer” y todos insisten en “seguir haciendo política”. “En algún momento España va a tener que reflexiona­r. ¿Qué van a hacer conmigo? ¿Eliminarme? No pueden”, lanzaba Jordi Cuixart desde la portada del The New York Times. Sánchez pierde, ¿Catalunya también?

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BALLESTERO­S / EFE Pedro Sánchez en el colegio electoral
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