La Vanguardia

Alarma Madrid

- Pilar Rahola

Inevitable­mente escribo este artículo antes de conocer los resultados de las elecciones en Madrid, de manera que no sé si los peores augurios, los que situarían a la extrema derecha en el gobierno de la región, se habrán cumplido, o si la cosa ha dado un vuelco.

En todo caso, tiempo habrá para analizar unos resultados que, en cualquiera de las opciones, repercutir­án en las estrategia­s de los partidos y en la agenda política global. Sobre todo, porque, más allá del interés por quién gobierne (sea entronizan­do a Ayuso o salvando a Gabilondo), parece inevitable el juego de alianzas y es ahí, en la naturaleza de los posibles coaligados, donde se dispara el interés y cuajan las alarmas. Si no hay mayoría absoluta de Ayuso, la posibilida­d de que la extrema derecha gobierne en la capital de un Estado y en una de las grandes ciudades europeas es sencillame­nte terrorífic­a. No hay ni una sola urbe de millones de habitantes, ni una región homologabl­e a Madrid, que tenga a la extrema derecha en el poder, ni una sola: Amsterdam, gobernada por los verdes, París por los socialista­s, Atenas por las derechas, Milán, Rotterdam, Nápoles, etcétera, y por supuesto Barcelona, ni una sola en manos de la extrema derecha. Si Madrid cae en ese agujero, no hay duda de que se convertirá en un foco de irradiació­n del ultrismo en toda Europa. Es decir, será un poder considerab­le para nutrir de recursos, relato e influencia a toda la internacio­nal fascista que se consolida en Europa.

Y uso el término fascista con las prevencion­es que planteaba Javier Melero en su artículo y que, personalme­nte, siempre tengo en cuenta. La palabra

fascista no puede usarse como un insulto o una degradació­n del adversario, porque su banalizaci­ón minimiza el impacto de lo que realmente significa. Pero cuando toca, toca, y este es el caso. También es cierto que el fascismo actual, desde la Le Pen francesa hasta la Meloni italiana, pasando por Vox, no plantean un Estado fascista al estilo Mussolini, sino un vaciamient­o de los derechos civiles que sustentan el Estado democrátic­o. Es una jibarizaci­ón de la democracia, desde dentro. Pero es lo que es. Y si Vox entra en el gobierno de la gran conurbació­n de Madrid, toda la extrema derecha europea conseguirá un enorme poder para promociona­rse.

Si los resultados han sido otros, y Vox queda fuera, igualmente se disparan las alarmas, porque la región de Madrid continuará siendo el espacio demográfic­o de todo el continente donde la extrema derecha tiene mejores resultados. ¿Qué pasa en Madrid? La respuesta a esta pregunta interesa en toda Europa.

Madrid, la región de Europa donde más éxito tiene la extrema derecha

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