El Madrid claudica in extremis en Estambul
Tal y como había ocurrido en los cuatro partidos anteriores, el Madrid tenía que remar en el último cuarto para sobrevivir ante el Anadolu Efes.
Parece inexplicable: ¿no pueden solucionarse antes las cosas?
El encuentro decisivo, el quinto de la serie, en Estambul, entraba en el último cuarto, y los blancos se veían tres abajo (6057). Las experiencias recientes demostraban que esas circunstancias no le intimidaban.
El equipo blanco había conseguido resolver las cosas en el tercer y el cuarto partido, ambos en Madrid, cuando se había visto en jaque mate, para empatar la serie 2-2. Esas experiencias pasadas pueden desencajar al rival. Al Anadolu, entrados en los últimos cinco minutos, le quemaba ahora la pelota en las manos.
Como si no hubiera ocurrido nada en los tres cuartos previos –incluso en los cuatro partidos previos–, todo iba a decidirse en los últimos cuatro minutos.
Para entonces, los triplistas del Real Madrid parecían echar a volar.
Primero aparecía Rudy Fernández y luego Nicolás Laprovittola, con otras dos bombas de última hora (cuatro triples en todo el partido; 17 puntos totales), suficientes como para apremiar a Singleton, el alma de los locales, ya aparentemente asfixiado a esas alturas (acabaría con 26 puntos y 8 rebotes).
Con 75 iguales se afrontaba el desenlace. Entonces surgía Larkin, con un triple a dos minutos del final, para colocar el 78-75 y forzar el tiempo muerto entre los blancos.
Pablo Laso necesitaba recursos, y además los necesitaba deprisa. El Madrid se encontraba definitivamente acorralado. A última hora aparecían Abalde y Tavares, pero el Anadolu no soltaba la presa: Kruno Simon firmaba un triple asombroso, desde muy lejos y en el último segundo de la posesión, para colocar el marcador en 83-80 y ponérselo imposible a los jugadores blancos.
Por primera vez desde el 2017, el Madrid no disputará la ronda decisiva europea.