Una final muy fría
El ambiente frío de Göteborg recibió ayer a las jugadoras del Barça. Y no solo por el clima, lluvioso y gris durante todo el fin de semana. La situación sanitaria ha impedido que haya público en el estadio Gamla Ullevi, dando pie a una final de Champions con poco aroma a gran noche. Las futbolistas no pudieron pasear por la ciudad debido a los estrictos protocolos de la UEFA, y tuvieron que pasar las horas encerradas en su hotel de concentración hasta la hora del entrenamiento. Una escena que se repetirá este domingo hasta que llegue el partido.
Las calles están vacías, no hay aficionados luciendo los colores de Barça y el Chelsea, y tampoco la ciudad vive la final con expectación. Los transeúntes, todos sin mascarilla por cierto (en Suecia la normativa es muy laxa), miraban con curiosidad a los operarios de la UEFA que instalaban las lonas publicitarias alrededor del estadio. Algunos incluso preguntaban si la cita no había sido cancelada por covid. El ambiente, desangelado, contrasta con el que probablemente se vivirá en la final de la Champions masculina en Oporto, abierta parcialmente al público.