Para Einstein todo es relativo
Con un artículo de cincuenta y cuatro páginas titulado Las bases de la teoría general de la relatividad culminó Albert Einstein en 1916 su serie de publicaciones dedicadas a generalizar la teoría que cambiaría el curso de la historia de la ciencia. El genio de la física la había empezado a definir en 1907 como una teoría “especial” de los cuerpos en movimiento que fuera compatible con las ecuaciones del electromagnetismo clásico. La fuerza de las ideas de Einstein estaba en la simplicidad (relativa, si se nos permite el juego de palabras) de sus formulaciones, ejemplificada en la famosa ecuación E=mc2, que pronto sería un meme de la época y hoy nos es familiar a todos, aunque la mayoría no lleguemos a entender sus implicaciones. Y es que tal vez el otro gran mérito de Einstein fuera acercar la ciencia más exigente al común de los mortales. /