Luz y arte
Hathor Consort
Intérpretes: Sophie Gent y Alba Roca, violines; Romina Lischka, viola da gamba y dirección; Daniel Zapico, tiorba y guitarra barroca; Maude Gratton, clavecín y órgano, y Hana Blaziková soprano Lugar y fecha: Festival Llums d’antiga. Capilla de Santa Àgata (12/ V/2021)
Los estudios inspirados por el mundo femenino en el arte están descubriendo islas de conocimiento hasta hace poco tiempo inexistentes en las historias de la música. Ponen luz a obras muy bellas y abren camino a nuevas vías de interpretación en la historia del arte. Y en este precioso concierto por el Hathor Consort (en este caso distante de su original sintonía con el consort: grupo de violas da gamba) y constituido ahora por los instrumentos arriba mencionados, todos de una alta calidad, se interpretaron obras en su mayoría de compositoras que trabajaron en el siglo XVII en cortes y conventos de Italia. Entonces, distintas formas de vincularse a la música determinaban el rango y arte de cada músico. Y la importancia de la mujer en el arte del renacimiento y primer barroco fue notorio. Tintoretto llevaba a su hija Marietta Robusti a su taller en Venecia desde pequeña, pero vestida varón. Allí aprendió a pintar y también música, ya que el propio Jacopo Robusti la practicaba, como muchos pintores de su tiempo, y sustentaba el concepto de armonía. Y su hija la Tintoretta fue reconocida como tal.
La presencia de un hecho musical en un cuadro de entonces puede llevar a diferentes interpretaciones, como es el caso de Vermeer, que pinta un clavecín y hace de ello un alegato político-religioso. No es lugar para estas digresiones, sólo señalar la variedad de significados que tiene en los siglos XVI-XVII lo que hoy entendemos como música. Este programa nos dejó música vocal muy bella de la monteverdiana Francesca Caccini, de Claudia Sessa, en la misma línea, o de la más conocida Barbara Strozzi, consagrada en su mundo veneciano de los primeros tiempos de la ópera, y de Bianca Maria Media su sorprendente –aunque también conventual– Cari musici. Una bienvenida al silencio mientras en Laietana rugían las motos. ¿Por qué no cuidan el ruido en esta ciudad? En lo meramente instrumental dos bellas Sonatas de Isabella Leonarda, monja con tareas musicales de alta calidad. Músicas que denotan su funcionalidad y excelente factura. Tres piezas de músicos profesionales de entonces marcaron su altura técnica: Frescobaldi, Kapsberger y el fantástico conquense Bartolomé de Selma que permitieron lucimiento a los solistas, excelentes violín, tiorba, viola da gamba y clavecín. En la voz, momentos muy sensibles aunque a veces una emisión más de ópera pero de alta calidad, la soprano Blaziková. Luz en esta época sombría.