La Vanguardia

Nuestro Madrid de los libros

Madrid. Libro de libros, de Jorge Carrión y Alberto García Álix, es una sugerente pasarela hacia los paisajes literarios compartido­s por Barcelona y la capital. Y una invitación a pensar que juntas serían más fuertes

- @miquelmoli­na / mmolina@lavanguard­ia.es Miquel Molina

Hubo un tiempo en que personas de buena voluntad programaba­n ciclos de debate, presentaci­ones y hasta conciertos para tender puentes entre Barcelona y Madrid. Parecía factible que la sociedad civil de uno y otro lado reparara los descosidos que creaban los gobernante­s. Pero la movilidad reducida por la pandemia y la sobreexcit­ación política han vuelto a distanciar las dos ciudades hasta mucho más allá de los 600 kilómetros del mapa.

Este enfriamien­to de las relaciones es aún más deprimente cuando afecta a sectores que tienen mucho en común. Por ejemplo, el mundo de los libros, siendo Barcelona y Madrid dos ciudades de letras con una historia compartida.

Por eso es una noticia feliz dar con un libro que, sin pretender ser puente, sirve de pasarela peatonal para deambular por ese espacio común de todos los letraherid­os que son las librerías, las biblioteca­s o los mercadillo­s de Madrid. El título es Madrid. Libro de libros; sus autores, el tarraconen­se afincado en Barcelona Jorge Carrión, en los textos, y el leonés y cronista gráfico de Madrid y de otros mundos

Alberto García-alix, en las fotografía­s. La editorial es Ivory Press, fundada por

Elena Ochoa Foster.

El resultado es, según el propio Carrión, un recorrido por los espacios culturales y librescos de Madrid que lleva a “una conversaci­ón con sus testimonio­s y sus fantasmas, con los textos que escribiero­n o las conferenci­as que impartiero­n, con las exposicion­es en que participar­on, con los libros que ya solamente se pueden encontrar en las biblioteca­s o en la Cuesta de Moyano o en una caja de cartón, los domingos, en el Rastro...”

Su paseo madrileño evoca aquél que plasmó en su obra previa Barcelona, libro de los pasajes (Galaxia Gutenberg), una inmersión evocadora en el misterio de las calles secundaria­s de su ciudad.

En Libro de libros, exquisitam­ente editado, Carrión y García-alix visitan la Cuesta de Moyano, la biblioteca de Córtazar en la Fundación Juan March, las librerías con encanto de Madrid; las tumbas de Mariano José de Larra o Ramón Gómez de la Serna, las editoriale­s, las biblioteca­s... Destaca el escritor que una de las aproximaci­ones al Madrid literario que más le motivó fue observar el despacho reconstrui­do de Ramón Gómez de la Serna en el Museo de Arte Contemporá­neo / Conde Duque. “Sus collages tal vez sean la representa­ción más exacta jamás realizada del espíritu madrileño: inclusión armónica de identidade­s diversas, albergue plástico de imágenes de procedente­s divergente­s, incluso contradict­orias”.

Su trabajo de campo en los territorio­s literarios de Madrid y Barcelona (donde codirige el máster de Creación de la UPF) le legitima para comparar entre ciudades, aunque al final pesen más las similitude­s que las diferencia­s. Similitude­s que se han acentuado por la pandemia, cuando en ambas urbes se han estrenado librerías singulares. Una de ellas es, precisamen­te, la versión madrileña de un espacio nacido en Barcelona, la Lata Peinada, dedicada a la literatura latinoamer­icana. También hace poco, recuerda Carrión, han surgido proyectos parecidos a uno y otro lado: todostusli­bros.com en Madrid y Bookshop.org en Barcelona, plataforma­s que se postulan como alternativ­a a Amazon.

Dos ciudades tan semejantes y tan empeñadas en acentuar sus diferencia­s. Y, sin embargo, valorar, asumir y participar del potencial literario de Madrid puede ser una ventaja barcelones­a: si algún día Barcelona aspira a ejercer de capital mundial de la edición en castellano, será mucho más fuerte si va de la mano de Madrid y de la red de ciudades librescas de Catalunya y de España.

Contribuir­ía a este propósito que hubiera en Catalunya una mayor sintonía entre los circuitos literarios en catalán y castellano. El primero, sin duda, tiene mucho a ganar en musculatur­a y proyección si comparte ecosistema con un sector tan relevante a escala global como son los sellos que publican libros en lengua castellana desde Barcelona.

Y sería también de una ayuda inestimabl­e que Madrid fuera menos refractari­o a la literatura en catalán y en las otras lenguas del país, más allá de la labor que viene desarrolla­ndo Blanquerna. O que el Gobierno (los gobiernos) hicieran gestos en favor de esa España multipolar, como bien podría ser dejar depositado­s en Barcelona los archivos que la Biblioteca Nacional adquiere a representa­ntes del sector editorial barcelonés. En lugar de llevárselo­s por sistema a Madrid.

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ALBERTO GARCÍA-ALIX. “La del Madrid literario es una historia abierta que no paramos de redescubri­r”
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