El Atlético acaricia el título y el Barça se apaga
El Barça también se viene abajo contra el Celta, se queda sin opciones y transmite mucha frustración
El Barça ha entrado en barrena en la recta final de la temporada y contra el Celta suspendió de nuevo. Ha sumado 5 de los últimos 15 puntos y no tendrá ya ninguna opción el próximo domingo. El conjunto de Koeman se despidió del Camp Nou con una derrota frustrante y significativa. Hizo méritos para cosechar un mejor resultado pero volvió a ir de más a menos hasta terminar en formato caricatura. Malas noticias para un entrenador cuyo futuro pende de un hilo. Una manera amarga de entregar de forma definitiva la cuchara en el campeonato. Quién sabe si Messi jugó su último encuentro en el coliseo blaugrana. Si fuera así quedará para la historia que marcó un bonito gol con la cabeza. Tan fantástico como insuficiente porque nadie le acompañó en la definición y en la retaguardia el equipo fue un coladero. Dos goles de Santi Mina le sentenciaron.
Sin mucha más cera que la que arde, Koeman introdujo una sola variante respecto al sinsabor del campo del Levante. La de Moriba por el sancionado De Jong. El resto, los mismos. La plantilla no da más de sí. Pese a los últimos malos resultados y al hecho de que no había muchas opciones con las que ilusionarse, los barcelonistas afrontaron el partido con interés ante un rival que aterrizó en el Camp Nou con ocho bajas.
Es vox populi que en la cúpula del club no termina de gustar el esquemás ma de los tres centrales pero el técnico blaugrana ha apostado por finiquitar la campaña con este dibujo, acompañado por dos carrileros. Ante el Celta repitió Dembélé como galgo por la derecha. De la iniciativa del francés partieron los primeros intentos interesantes de la tarde. El Barcelona generaba ocasiones pero carecía de una eficacia a la altura de ese caudal de opciones. Messi lo probó de forma repetida sin resultado, Griezmann, sin ángulo, se topó con el portero y Dembélé hizo lo difícil, plantarse en el área, pero engatilló de forma tibia.
A pesar de que faltaba precisión en el remate el Barça mantenía su presión y encontró el premio. Pedri provocó una perdida y el esférico aterrizó en los pies de Busquets. El pivote levantó el periscopio y delineó un centro en diagonal desde la izquierda y hacia el segundo palo. Por allí emergió Messi para conectar con la testa un remate precioso y cruzado que se alojó en la red.
Un tanto de bella factura. El 30 del argentino en la Liga. Camina inexorable hacia su octavo Trofeo Pichihi, el quinto consecutivo. Pero sólo ve puerta él con regularidad. Es el único que casi cada jornada materializa en algo tangible los ratos decentes de fútbol del equipo, tramos presentes en casi todos los encuentros. Unas fases, como ante el Celta, que podrían servir para resolver prácticamente los partidos pero al Barça le falta instinto. Por el contrario, en la recta final de la campaña, todo lo que le chutan se convierte en gol. Como ejemplo basta con ver cómo empató el conjunto gallego. Lo hizo con su primer remate. Fue tras un servicio de Aspas a Santi Mina. El delantero disparó desde la frontal y para sorpresa del personal acabó en gol. Es cierto que Piqué, que podía haber sido más agresivo, tapaba a Ter Stegen, pero también que el portero se quedó paralizado como un pasmarote. No hizo nada por estirarse y quedó retratado. Su rendimiento ha sufrido un descenso preocupante.
Vuelta a empezar para el Barcelona. Tras el paso por los vestuarios al equipo de Koeman le costó recobrar el hilo. El técnico intentó recomponer la situación recurriendo primero a Riqui Puig y después a Dest, que entró por Piqué, lo que provocó un cambio de dibujo. Con el 4-3-3 clásico Dembélé siguió siendo el más constante. De los otros poca cosa en este momento, con un Griezmann fantasmal.
El triunfo no se veía por ningún sitio y Koeman, como penúltimos cartuchos, puso a Braithwaite y Trincão. Mientras se agitaba la situación en Madrid y Bilbao, en el Camp Nou se transmitía impotencia. Ter Stegen repelía esta vez sí un tiro de Denis Suárez y Messi y Alba lo probaban con dos centros chuts que no encontraban destinatario.
Para colmo Lenglet era justamente expulsado por dos tarjetas casi consecutivas. El corolario a su temporada deficitaria. Aunque para déficit el de Braithwaite, que falló un gol cantado con todo a favor. Un ejemplo más de que nunca dio la talla para vestir la camiseta blaugrana. Justo después consiguió el Celta el gol del triunfo. En otra acción inverosímil Solari centró. Su envío se envenenó y se estrelló en la madera. El rechace lo cazó Santi Mina para meter el segundo. Una forma lamentable del Barça de decirle adiós al Camp Nou.
EL DE SIEMPRE Messi avanzó al Barcelona con un gol bello pero nadie más tuvo puntería en un equipo limitado
SIN DEFENSA Ter Stegen facilitó el tanto del empate al hacer la estatua y al final el Celta se impuso a una caricatura