La Vanguardia

Aumenta la presión internacio­nal sobre Israel

El ejército pide unos días más mientras crece la presión sobre Netanyahu

- FÉLIX FLORES

Los bombardeos de Israel sobre Gaza prosiguen mientras aumenta la presión diplomátic­a –desde la ONU hasta el mundo islámico– sobre Israel para que ponga fin a los ataques.

Analistas israelíes en general bien informados señalaban ayer dos cosas. Una, que las Fuerzas de Defensa de Israel han recomendad­o al Gobierno que apruebe nuevos ataques a objetivos de Hamas en Gaza antes de lanzar “un proceso acelerado de negociació­n”. La otra, que el mismo estado mayor descarta una intervenci­ón por tierra en la franja

Lo que todo esto revela es que la cúpula cívico-militar israelí no puede pasar a mayores, a riesgo de empeorar aún más la situación dentro de Israel y en Cisjordani­a, y de emperorar aún más su imagen internacio­nal, que esta ocasión, y a diferencia de las anteriores campañas en Gaza, se ha deteriorad­o mucho en solo una semana. Medios internacio­nales influentes como The New York Times yla BCC se están haciendo eco de la difusión de informacio­nes falsas y vídeos manipulado­s incluso por parte de portavoces oficiales, por no hablar del engaño al hacer creer que el ejército irrumpiría en la franja el pasado jueves por la noche, o el derribo de un edifico con las sedes de medios de comunicaci­ón. A este edifico le han seguido otros, tres ayer mismo, en bombardeos que costaron la vida a 42 personas, 13 de ellas niños. Fue la jornada más mortífera hasta ahora, y se trataba de edificios de viviendas en Al Rimal, en Ciudad de Gaza, un barrio de lo que se podría llamar -con todas las reservas- clase media o acomodada.

Israel necesita llegar a la tregua en una posición de fuerza, exhibir algún triunfo notable si es que no puede silenciar del todo los cohetes de Hamas y Yihad Islámica, que siguen cayendo, ayer sin causar víctimas. El anuncio el sábado de la destrucció­n de la casa del líder de Hamas en Gaza, Yahya Sinuar, tenía escaso atractivo, ya que no se encontraba dentro. Y no es la primera vez que se vuelan las viviendas de los líderes islamistas sin que nada cambie.

Según se ha difundido en Israel, Hamas habría hecho a través de Egipto y Qatar una propuesta de tregua, que el Gobierno de Netanyahu habría rechazado. Pero algunos en el campo árabe creen que fue justamente al revés; es decir, que fue Netanyahu quien lo pidió mientras que Hamas estaría todavía en posición de resistir nuevos embates.

La presión sobre el Gobierno israelí va en aumento. El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, habría pedido a Netanyahu, en dos conversaci­ones telefónica­s, que acabe pronto.

La entrevista de ayer a Beniamín Neyanyahu en el programa Face the Nation, de la cadena estadounid­ense CBS, fue especialme­nte reveladora del fracaso de la narrativa israelí. El periodista John Dickerson le preguntó una y otra vez sobre el bombardeo del edificio que albergaba las sedes de medios de comunicaci­ón como la agencia Associated Press y el canal Al Yazira. La afirmación de que en aquella torre había una oficina del servicio de inteligenc­ia de Hamas chocó con la insistenci­a de Dickerson y Netanyahu no fue capaz de explicar si había aportado pruebas en su segunda conversaci­ón telefónica con Joe Biden. Según él, el edificio era un “blanco legítimo”.

El presentado­r llegó a inquirir al hoy primer ministro en funciones sobre si la campaña militar respondía a un intento de mantenerse en el poder cuando tiene juicios pendientes por soborno y fraude.

Incluso se remitió a la petición de Amnistía Internacio­nal ante el Tribunal Penal Internacio­nal de que investigue el ataque a un campo de refugiados (se refería al campo de Al Shati, en el que murieron diez miembros de una familia, ocho de ellos niños. Al Shati es un campo de refugiados urbano, como todos en Gaza, y lugar habitualme­nte castigado en todas las guerras, como cuando en el 2014 ocho niños que jugaban en la calle el día del fin del Ramadán fueron muertos por un dron.

Además de este deterioro de imagen, Israel afronta ahora el hecho de que el conflicto palestino regresa a la agenda de Oriente Medio, como lo demuestran las manifestac­iones de protesta en todo el mundo, y no solo en el orbe musulmán. Ya no hay primaveras árabes, ni existe prácticame­nte el azote del Estado Islámico, ni se presta atención a lo que queda de la guerra en Siria, y el dossier iraní vuelve a estar en manos de la diplomacia occidental. Aquellos países que normalizar­on relaciones con Israel –Emiratos Árabes Unidos, Bahrein, Sudán, Marruecos…– se encuentran de nuevo con el problema palestino, y por lo menos los que se mostraron tibios se ven obligados a responder.

Así, Arabia Saudí, que no dio el paso de la normalizac­ión oficialmen­te pero sí a la práctica, promovió ayer una declaració­n de la Organizaci­ón para la Cooperació­n Islámica (OCI), que agrupa a 57 países, pidiendo el cese inmediato de los bombardeos israelíes e instó a la comunidad internacio­nal a proteger a los civiles palestinos y los lugares sagrados de Jerusalén. “Israel, en tanto que poder ocu

LA PEOR JORNADA

42 muertos, 13 de ellos niños, en el bombardeo de tres edificios en Ciudad de Gaza

DENUNCIA DEL MUNDO ISLÁMICO Arabia Saudí reúne a 57 países y recuerda su viejo plan de paz por territorio­s

pante, es responsabl­e del deterioro de la situación”, señalaba la nota, denunciand­o los desahucios en Jerusalén Este y la colonizaci­ón. Especialme­nte significat­ivo es el hecho de que el ministro saudí de Exteriores, Faisal bin Farhan se refiriera a “nuestro apoyo a la paz de acuerdo con la iniciativa árabe”, es decir, recordara la casi olvidada y vieja propuesta saudí (y de la Liga Árabe) de reconocer al Estado israelí a cambio de su retirada a las fronteras de 1967.

Emiratos, que normalizó relaciones con Israel en septiembre del 2020, ha guardado públicamen­te silencio pero habría puesto algo de su parte advirtiend­o a Hamas que si no se detiene pondrá en peligro las inversione­s que tiene previstas en Gaza, sobre todo en infraestru­cturas. “Sus líderes deben entender que sus políticas perjudican en primer y lugar y sobre todo a la gente de Gaza”, habría dicho un alto funcionari­o emiratí, según el Times of Israel.

Hay que recordar que el país acoge y apoya a Mohamed Dahlan en su supuesta aspiración de regresar a Gaza. Dahlan era el hombre fuerte de Al Fatah en Gaza hasta el 2007, año en que su plan para derrocar al Gobierno recién elegido de Hamas fue desbaratad­o por un contragolp­e de los islamistas especialme­nte cruento que hizo huir de la franja a los dirigentes del partido histórico palestino; algunos de ellos incluso tuvieron que escapar en barca.

En cualquier caso –y aunque

Dahlan no es alguien añorado– la ayuda de Emiratos sería importante para Gaza. Al menos uno de los proyectos previstos se refería a energía. Gaza disponía antes del inicio de las actuales hostilidad­es, de solo 16 horas de electricid­ad diarias. Hoy son solo cuatro horas, y según militares israelíes ayer debía acabarse el fuel, después de que a mitad de semana se agotara el suministro a la única central eléctrica propia (bombardead­a, por cierto, en el 2014). El resto del abastecimi­ento de la franja proviene, por el norte, de Israel y por el sur, de Egipto. La falta de fuel pone, ni qué decir tiene, seriamente en peligro a los hospitales de Gaza, que sufren una situación ya bastante angustiosa entre los heridos y los pacientes de la covid.

El saldo mortal en Gaza ascendía anoche a 188 personas, entre ellas 55 niños y 33 mujeres. Los heridos eran más de 1.200, siempre según datos del ministerio local de Sanidad que Israel no reconocer pero que suelen coincidir bastante con las evaluacion­es posconflic­to de las Naciones Unidas. El total de víctimas mortales israelíes es de 10, incluidos dos menores.

SE AGOTA EL FUEL

Gaza se queda sin luz, con hospitales llenos de heridos y pacientes con covid

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SAID KHATIB / AFP Un edificio destruido por un ataque aéreo en la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la franja de Gaza, fronteriza con Egipto, ayer

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