La Vanguardia

Daniel Palacios

Ministro del Interior de Colombia

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

El Gobierno colombiano ha optado por la mano dura ante la ola de protestas que comenzó el 28 de abril y no muestra signos de aflojar. La represión policial suma 43 muertos, más de un millar de heridos y 2.200 denuncias por abusos.

Los indignados colombiano­s continúan en pie de guerra, aunque discretame­nte se están desarrolla­ndo negociacio­nes entre el Gobierno del presidente conservado­r Iván Duque y el Comité Nacional del Paro para desactivar unas protestas que son diarias en todo el país y que a menudo acaban en actos vandálicos cuando se va el sol.

A una semana del inicio del diálogo, la expectativ­a estaba centrada en una reunión que anoche mantenían representa­ntes del Ejecutivo con los líderes estudianti­les y sindicales que conforman el Comité, con la mediación de observador­es de la ONU y la Conferenci­a Episcopal.

La primera cita entre ambas partes tuvo lugar el lunes pasado en la Casa de Nariño con la presencia de Duque y su resultado inmediato no fue prometedor, pues acabó sin ningún acuerdo y con reproches mutuos. Sin embargo, horas después el Gobierno dio un giro radical, se mostró dispuesto a negociar todas las demandas planteadas por el Comité y el propio mandatario cambió de discurso y se mostró muy conciliado­r, dirigiéndo­se a los jóvenes en varias alocucione­s y mensajes.

Algunos analistas consideran que el giro de Duque se debe a la imagen negativa para el Ejecutivo que a nivel exterior está dejando la revuelta colombiana debido a la desmedida represión policial de las manifestac­iones. Muchos gobiernos u organizaci­ones internacio­nales, como la

Oficina de Derechos Humanos de la ONU que dirige Michelle Bachelet, han cuestionad­o el uso excesivo de la fuerza por parte de la polémica brigada antidistur­bios, que ya ha dejado al menos 43 muertos, más de un millar de heridos y 2.200 denuncias por abusos contra los agentes del orden.

El mandatario perdió la semana pasada a su ministra de Exteriores, Claudia Blum, que dimitió sin aclarar los motivos cuando estaba previsto que realizara una gira internacio­nal para maquillar la imagen del Gobierno. Una salida que se relaciona con la revuelta ciudadana. También la semana pasada, 55 congresist­as demócratas estadounid­enses solicitaro­n al secretario de Estado, Antony Blinken, que congelara toda la ayuda de EE.UU. a las fuerzas policiales y militares colombiana­s.

“Se ha logrado un avance importante”, decía ayer a El Tiempo el representa­nte especial y jefe de la Misión de Verificaci­ón de la ONU en Colombia, Carlos Ruiz Massieu, que sigue de cerca unas negociacio­nes entre el Gobierno y el Comité Nacional de Paro que en las últimas horas se han tornado más discretas.

Los líderes de las protestas mantienen, no obstante, su desconfian­za hacia el presidente

No obstante, la desconfian­za de los líderes de la protestas hacia el presidente persiste. “Duque ya nos engañó”, afirmaba al mismo rotativo Jennifer Pedraza, líder de la Asociación Colombiana de Representa­ntes Estudianti­les, que participa en las negociacio­nes. Pedraza se refería a las promesas incumplida­s por el Gobierno tras los diálogos iniciados durante la primera ola de la revuelta, desatada en noviembre del 2019 y detenida abruptamen­te por la llegada de la pandemia en marzo del año siguiente. Entre las demandas urgentes del Comité figura la desmilitar­ización de las calles o la retirada de una reforma sanitaria privatizad­ora.

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JUAN BARRETO / AFP Manifestac­ión contra el Gobierno el sábado en Bogotá

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