Malos humos en Pedralbes
Sobre los empeños y preocupaciones de una comunidad de vecinos que no quiere que abran un establecimiento de fumadores en sus bajos
Vecinos de una finca de Gràcia dicen a otros de Pedralbes que para frenar la puesta en marcha de un club de fumadores de cannabis en sus bajos la clave está en ganar tiempo, en demorar la apertura hasta que en los alrededores entre en funcionamiento o se prevea la puesta en marcha de una guardería o un centro para jóvenes, por poner un par de ejemplos. Porque el plan urbanístico municipal que los últimos años reguló las licencias de estos clubs establece que han de guardar una distancia prudencial respecto a un montón de equipamientos.
Sí, el Ayuntamiento dejó de tramitar licencias de apertura de clubs, pero los vecinos que no quieren convivir con ellos no bajan la guardia. Saben que frenar una inauguración puede ser engorroso, pero que una vez abierto... De ahí el continuo intercambio de experiencias vecinales. Además, el Consistorio recurrió la sentencia del Tribunal Supremo que anula sus competencias. Temen que en cualquier momento termine este paréntesis.
Y el mejor modo de ganar tiempo, siguen diciendo los vecinos de Gràcia, de una finca de la calle Còrsega, a los de Pedralbes, consiste en no dejar subir a la azotea a instalar la salida de humos a los obreros encargados de la reforma del local sospechoso. Porque mientras que el proyecto no tenga una chimenea como Dios manda no conseguirá ninguna autorización. “Cambiamos los estatutos –añaden los de Gràcia–, gastamos 1.500 euros en 40 pancartas, pusimos un candado en la azotea... Y nos denunciaron, por el candado, y tendremos juicio, pero tenemos un informe de un arquitecto que nos avala y...”. Estos inquilinos lograron así frenar la apertura del llamado a ser unos de los clubs más grandes de la urbe. Fuentes municipales detallan que la recalificación de un casal de jóvenes en los jardines de Caterina Albert frenó su autorización.
“Sin duda la clave está en la chimenea –tercian otros vecinos de Les Corts, de un edificio de la calle
Marquès de Sentmenat–. Es que en este local de nuestros bajos funcionó un restaurante, ¡su salida de humos ya estaba instalada!, no pudimos hacer nada... De todos modos estamos pendientes de una prueba de olores en la escalera y el ascensor, ¡a ver lo que conseguimos!, tenemos otro proyecto de club muy cerca pendiente de licencia, otro funcionando en Gelabert, otro en Josep Tarradellas...”.
Así que los vecinos de esta finca de Pedralbes aprobaron una derrama y engalanaron su fachada de pancartas de protesta. Aquí viven niños, dice una de ellas, de un modo muy sentido, destilando preocupación. “Nos dijeron que montarían un centro terapéutico en torno al cannabis... Todo empezó en marzo. Y luego nos reconocieron que habría un espacio para fumadores... Pero el aforo de ese local es de 24 personas. Acabarán en los jardines, donde juegan los niños, y en las terrazas
La clave, dicen los bregados en estas lides, está en no dejar a los obreros instalar la chimenea en la azotea
de los bares ¡no nos gusta la gente que atraen estos sitios! Hablamos de drogas, quien quiera convivir con ellas, adelante, pero nosotros vivimos en una zona residencial y familiar, ¡no queremos que los niños encuentren esas colillas!”. Se trata de un sentimiento muy extendido por aquí. Pronto las pancartas pendieron también por las fachadas de otras fincas cercanas. “En total somos más de 230 familias. Tenemos muy cerca el Liceo Francés, una escuela de danza a la que van niñas, una guardería... pero por pocos metros no están a la suficiente distancia. Lo medimos con el Google Maps. Unos doctores quieren abrir una clínica a unos 90 metros...”. Y la comunidad también reformó sus estatutos, para blindarse. Y todos se pusieron en guardia. Porque la clave está en la chimenea, en que no la pongan... Un par de veces impidieron a los obreros subir a la azotea, de un modo pacífico. La verdad es que las obras de reforma del local están detenidas desde hace días. “Y ahora queremos encargar un informe a un arquitecto para que demuestre que en este patio de luces no caben los tubos necesarios para montar la salida de humos necesaria, ¡es la verdad! ¿Y sabe lo más curioso de todo?, ¡nunca habíamos estado tan unidos!, ahora nos conocemos todos”.