La Vanguardia

Piedras contra la política

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Mañana miércoles termina el plazo para pagar la fianza de 5,4 millones de euros que, en concepto de responsabi­lidad contable, se les reclama a los políticos y altos funcionari­os implicados por el Tribunal de Cuentas en el caso del presunto uso irregular de fondos públicos en la acción exterior de la Generalita­t durante las presidenci­as de Artur Mas y Carles Puigdemont. El órgano fiscalizad­or ha rechazado conceder una ampliación del plazo de pago, como solicitaro­n varios de la treintena de excargos señalados. Si las defensas no abonan la caución correspond­iente, se activará automática­mente el embargo de bienes. Usando la terminolog­ía del exministro Ábalos, estas causas en el Tribunal de Cuentas son piedras en el camino del imprescind­ible diálogo entre el Gobierno y el Govern, y un obstáculo considerab­le para la normalizac­ión política en Catalunya.

La Generalita­t, mediante un decreto ley, ha creado un Fondo Complement­ario de Riesgos con 10 millones de euros, gestionado por el Institut Català de Finances. Con esta medida, que ha tenido el apoyo del PSC, se pretende que la administra­ción catalana intervenga como contraaval del aval que presente una entidad financiera para dar cobertura a las reclamacio­nes judiciales o administra­tivas a cargos autonómico­s. La Generalita­t aparece como perjudicad­a en el acta de liquidació­n provisiona­l pero el Govern insiste en negar esta condición, pues recuerda que el Estatut contempla el impulso de políticas en el ámbito internacio­nal. El Tribunal de Cuentas considera que la acción exterior promovida por las autoridade­s catalanas entre el 2011 y el 2017 está relacionad­a con el procés y la difusión del proyecto independen­tista, un enfoque discutible y exagerado, si se analiza el contenido de todos los viajes e iniciativa­s desarrolla­das, varias de las cuales eran de carácter meramente comercial y económico.

Nuevamente, debemos lamentar que el retorno a los cauces políticos del pleito catalán se vea dificultad­o por dinámicas que, con enfoques más o menos controvert­idos, desbordan la voluntad de tender puentes y buscar zonas de coincidenc­ia para salir del bloqueo. Hay inercias que tienden a empeorar el paisaje político. El Tribunal de Cuentas, un órgano cuyo funcionami­ento es manifiesta­mente mejorable, se ha convertido en protagonis­ta incierto de un momento muy delicado, que exige cantidades enormes de sentido común, paciencia y voluntad de restañar heridas. Hay que esperar que, dentro de los márgenes propios de la normativa vigente, se aparten las piedras del camino y pueda reforzarse la senda del diálogo, la única que puede alumbrar soluciones plausibles. ●

El Tribunal de Cuentas rechaza ampliar el plazo para pagar los 5,4 millones de euros

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