La Vanguardia

Los vagabundos de las brevas

- Màrius Serra

Dos martes atrás compartí aquí (“Test de ‘anti-aging’ verbal”, 6/VII/2021) un test de argot juvenil en quince vocablos, la mayoría anglicismo­s (cringe, crush, estalqueja­r, LOL, random...), que me hicieron pasar. El miércoles 14 la señora M. Àngels Batalla Salvadó comentó la columna en Cartas de los Lectores y confesó que no había acertado ni una. Lejos de arrugarse, contraatac­ó con otro test de nueve palabras, según ella, corrientes en otro tiempo: panxell, figaflor, saltamartí, babaia, borinot, maturranga, xipòtol, mudat y fatxenda. Estoy convencido de que el grupo de jóvenes que me hizo sudar el test de argot descifrarí­a pocas. Reconozco que he tenido que buscar una en el diccionari­o, para comprobar si el xipòtol en cuestión guardaba relación con el pòtol, que era lo más cercano que conocía. Y sí, pero no del todo, porque el DIEC recoge tres sentidos de este adjetivo más bien despectivo. Una persona xipòtola puede ser: a) alguien que viste de cualquier manera, b) alguien torpe en el trato y c) alguien tontito, mientras que un pòtol es alguien que vagabundea y vive miserablem­ente al margen de la sociedad. En su día fue motivo de una cierta polémica porque Manuel de Pedrolo la usó para traducir un título importante del movimiento beatnik: Dharma Bums, de Jack Kerouac (1956). En catalán la traducción de Pedrolo se llamó Els pòtols místics (Proa, 1967), mientras que Mariano Antolín Rato tituló su traducción castellana, ahora en Anagrama, como Los vagabundos del Dharma.

Algunas de las otras ocho palabras elegidas por la señora Batalla también tienen su aquel. Las hallarán todas definidas en el DIEC, excepto maturranga, que es uno de los muchos coloquiali­smos que existen para denominar a las profesiona­les del oficio más viejo del mundo, en este caso de origen sudamerica­no. Este sinónimo de

puta no figura en el DIEC por vaya usted a saber qué recónditas razones, pero la hallarán en otros diccionari­os de referencia en lengua catalana, como el DGLC, el DCVB o el DNV. También es remarcable

figaflor. Estos días ya no doy con ellas, pero me pasé el junio y parte de julio comprando y zampándome­las. Porque, más allá de designar a una persona de poco carácter (mojigata, pacata), la figaflor designa el delicioso primer fruto de la higuera que llega a las fruterías más o menos en tiempo de cerezas bajo el nombre de

breva. Sí, una breva es, en catalán una figaflor. Siempre me preparo para cuando venga otro junio y las rotulen de una vez en catalán, pero cada año veo que “no caerá esa breva”. ●

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