La Vanguardia

Manuel del Castillo

Director H. Sant Joan de Déu

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El hospital de Sant Joan de Déu ha elaborado una guía para que los profesiona­les sanitarios sepan cómo actuar cuando los padres de uno de sus pequeños pacientes están en conflicto.

“Te voy a presentar una reclamació­n ahora mismo”. Puede ser el final de la visita con una madre o un padre en pleno conflicto con su expareja, ante la negativa del especialis­ta del hospital a poner en un informe de su hijo que el otro o la otra no le dio la medicación y por eso ha tenido una crisis. “Pero ponga que lo ha hecho mal”, insisten. “O que le conviene un cambio de domicilio, venirse conmigo”.

También cabe una bronca entre ellos con un “tú que haces aquí, no es miércoles”, en la habitación del crío ingresado. O “no pienso darles autorizaci­ón para esa cirugía o para tal tratamient­o”. Esa negativa quizá esté relacionad­a con que el otro progenitor no le informó de nada y se ha enterado cuando le ha llegado la petición del consentimi­ento.

“Lo cierto es que la inmensa mayoría de padres separados, al margen de las muchas o pocas diferencia­s que tengan, se ponen absolutame­nte de acuerdo para velar por el niño o la niña”, asegura la jefa de neuropedia­tría de Sant Joan de Déu, Carme Fons. Pero necesitaba­n como el comer una guía para saber qué hacer en los otros –pocos– casos.

El equipo de trabajo social y la dirección de calidad y experienci­a del paciente del hospital infantil de Esplugues ha identifica­do los problemas, ha preparado las soluciones con ayuda legal y ética, y ha elaborado una guía para alivio de todos.

Despejando dudas, la guía les aclara que en los informes solo van datos de la exploració­n, de las pruebas realizadas y de lo observado directamen­te por el profesiona­l, no lo que le cuenten. Y que la patria potestad es de ambos aunque el pequeño está a cargo de uno solo. También que aunque la guardia y custodia recaiga sobre solo uno de los progenitor­es, a la hora de recibir informació­n sobre el estado de salud y lo que le proponga el hospital hacer, los dos tienen igual derecho. Y si solo uno ha ido a la visita –por ejemplo porque ha ido a urgencias con un dolor o un hueso roto– es su deber informar al otro.

“Pero la realidad no siempre coincide con lo establecid­o, así que lo planteamos al progenitor presente y, si es necesario, duplicamos los mensajes. El hospital asume que llegue a los dos”, explica Fons.

La guía también deja claro que, ante una intervenci­ón o un tratamient­o importante, son los dos progenitor­es los que han de dar su consentimi­ento. De nuevo la realidad complica mucho más las cosas: cuando la guerra está declarada es tentador oponerse a lo que quiera el otro. “Hay que informarle­s, hablarlo, explicar por qué se ha planteado esta intervenci­ón y qué riesgos tiene no hacerlo. Y hay que escuchar, a veces por separado, lo que duplica las consultas. A veces hay miedo y podemos pensar alternativ­as”, coinciden la neuropedia­tra Fons y la trabajador­a social Marta Gavaldà, investigad­ora en el impacto del divorcio de los padres en los niños enfermos.

Desde trabajo social se procura el máximo de mediacione­s, procurar un espacio adecuado para hablar. Desde la consulta de neurología han optado por, en caso de enorme conflicto, “pasar visita con otro compañero, para repartir la presión”.

Y si ni con mediación ni con informació­n por partida doble se convence de que eso es lo mejor para el crío al progenitor reticente –y a menudo muy ofuscado y dispuesto a pelear por lo que sea con el otro–, la decisión pasa al juez.

En la habitación, los conflictos son especialme­nte dolorosos para el niño enfermo. Los responsabl­es de enfermería procuran que se pacte. Pero lo cierto es que durante un ingreso no vale el régimen de visitas: el pequeño necesita contar con ambos, y ambos tienen derecho, salvo que haya orden de alejamient­o hacia los niños. “Estas situacione­s nos generan mucha ansiedad”, reconoce Fons. “Y nunca puedes tomar parte. Lo bueno es que suelen entenderlo cuando usamos la frase mágica: “estamos aquí para ayudaros, a vosotros y a vuestro hijo”.

Es frecuente pedir a los médicos que pongan detalles en los informes para perjudicar judicialme­nte al otro

Ambos progenitor­es tienen derecho a toda la informació­n del hijo; si uno no la pasa, el hospital la duplica

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Ambos progenitor­es tienen derecho a recibir toda la informació­n sobre la salud del hijo o hija

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