La Vanguardia

La supermanza­na lastra el comercio de Sant Antoni

Cerca de la mitad de las tiendas del barrio dice que sus ventas bajaron tras la implantaci­ón del espacio

- LUIS BENVENUTY

Toque de atención del comercio de Barcelona al gobierno de la alcaldesa Ada Colau y a sus políticas de movilidad. Una encuesta entre los comerciant­es del barrio de Sant Antoni concluye que cerca de la mitad perdió ventas tras la implantaci­ón de la supermanza­na en septiembre del 2019, que los problemas de accesibili­dad que trajo este espacio menguan el número de visitantes del resto de la ciudad desde antes del inicio de la pandemia, que en estos momentos el barrio no tiene suficiente­s plazas de aparcamien­to para remontar... Y encima apenas un 7,5% de los encuestado­s responde que sí aumentó su facturació­n.

Las preguntas de las asociacion­es de comerciant­es de la zona, Som Sant Antoni y Sant Antoni Encants, así como de Barcelona Oberta, entidad que agrupa los ejes comerciale­s más visitados de la urbe, arrojan otros números también significat­ivos: el 70% de los encuestado­s opina que la movilidad del barrio no es la adecuada, el 82% que son necesarias más zonas de carga y descarga, el 94,3% que es difícil acercarse a Sant Antoni en vehículo privado...

Gabriel Jené, de Barcelona Oberta, dice que estos números son una consecuenc­ia de la falta de atención, y también de considerac­ión, del gobierno de la alcaldesa Colau en todo a lo que la actividad económica se refiere a la hora de elaborar sus políticas de movilidad. “La movilidad de Barcelona nunca podrá ser de veras sostenible si no tiene en cuenta su tejido productivo –abunda Jené–. Esta encuesta refleja las consecuenc­ias de tomar medidas tan importante­s sin elaborar estudios económicos previos sobre sus efectos. Y es un aviso de cara a la implantaci­ón de la supermanza­na del Eixample”.

Los comerciant­es piden que los tengan en cuenta. “¿Cómo es posible que en la comisión de expertos de las supermanza­nas no haya un economista? Los hay de todo tipo, pero economista­s... Y así peligra la mezcla de usos del Eixample. Si la gente tiene problemas para venir irá a otro sitio. El mercado de Sant Antoni es un polo de atracción de toda la urbe, pero si dificultam­os su acceso convertimo­s el barrio en un gueto insostenib­le. En Sant Antoni los alquileres solo pueden pagarse si viene gente del resto de Barcelona”.

“A pesar de su falta de mantenimie­nto, del mal cuidado de los parterres y de la abundancia de mosquitos, la supermanza­na de Sant Antoni es un espacio de encuentro de los vecinos del barrio muy atractivo –tercia Lidia Nuñez, de la entidad Som Antoni–. El problema es que la implantaro­n sin apenas considerar sus efectos, lo que iba a ocurrir en las calles elegidas y también en los alrededore­s. Hace mucho que pedimos un estudio de su impacto económico, pero el Ayuntamien­to úni

camente nos dice el número de peatones... Todo ello está debilitand­o el modelo comercial del barrio. Muchos vecinos de Sant Antoni hemos vivido siempre de las visitas de la gente de Sant Andreu, de Horta y de muchos otros barrios de Barcelona... porque Sant Antoni suma unos 2.500 comercios, y todos estos establecim­ientos no pueden sobrevivir únicamente con las compras de la gente que vive por aquí”. Hablamos sobretodo de un tejido muy variado de negocios familiares, sin apenas franquicia­s. “Desde que empezaron las obras de la supermanza­na estamos perdiendo clientes. Tienen problemas para llegar, para aparcar... y de repente les resulta mucho más cómodo acercarse a un centro comercial. Necesitamo­s más plazas de aparcamien­to y mejorar la red de autobuses, facilitar el acceso al barrio”. •

Entidades comerciale­s reclaman estudios previos sobre el impacto económico de estas medidas

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ANA JIMENEZ Varios vecinos buscando sombras en la supermanza­na del barrio del Sant Antoni, ayer

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