Una carga policial en la memoria
Italia recuerda estos días los veinte años del G-8 de Génova, que vivió unas fuertes protestas entre la policía y los manifestantes del movimiento antiglobalización que marcaron a una generación entera. Los choques terminaron con la muerte del activista Carlo Giuliani, el 20 de julio del 2001, a quien disparó el carabinero Mario Placanica, cuya causa judicial fue sobreseída en el 2003 por la justicia al considerar que actuó en defensa propia. Los hechos del G-8 de Génova son una de las páginas más oscuras para la memoria italiana, que fue condenada en el 2015 por Tribunal Europeo de Derechos Humanos por las cargas, con la policía irrumpiendo violentamente en una escuela donde dormían muchos activistas y arrestando de noche a 93 personas. Casi treinta de ellas terminaron hospitalizadas, y después se supo que muchos de los detenidos sufrieron maltratos físicos y psicológicos en la comisaría. Según el profesor de la Universidad de Génova Guido Levi, los hechos representaron un “trauma colectivo” para el país. “La violencia política recordaba a la etapa lejana de los setenta, pero era otra sociedad, otro mundo. Todo el país estuvo involucrado de alguna manera, todos fueron obligados a preguntarse, o por lo menos no pudieron ignorar lo sucedido”, dice a este diario. Hasta el exvicepresidente Pablo Iglesias, en una entrevista con el diario La Stampa, ha recordado las manifestaciones como un “momento político determinante” en su vida.