La Vanguardia

El futuro de los estadios de fútbol en un mundo pospandemi­a

- Joan Tusell de Diego Arquitecto, coautor de la ‘Guía UEFA de estadios de calidad’

Ahora que ya tenemos una fecha para la vuelta del público a los estadios de fútbol puede ser adecuado aportar algunas reflexione­s sobre todo lo que ha enseñado esta pandemia en el mundo del fútbol. Sin ignorar ni menospreci­ar el papel del estadio, en tanto que instalació­n emblemátic­a, representa­tiva, necesaria y reflejo de una cultura de participac­ión en los acontecimi­entos deportivos, en el sector del fútbol de élite es evidente que hace falta un replanteam­iento del concepto de estadio fundamenta­do en la experienci­a de una temporada entera de partidos sin público.

El año de gradas desiertas ha convertido los estadios en platós de televisión que retransmit­en partidos con una audiencia igual o superior a cuando los estadios estaban llenos. La influencia del público en los resultados también se ha demostrado irrelevant­e: clasificac­iones, ascensos, promocione­s y pérdidas de categoría se han adecuado (obviamente habrá alguna excepción) a los presupuest­os con que cada club iniciaba la temporada. Para el telespecta­dor no ha habido diferencia entre un partido en Valdebebas o en San Mamés, donde incluso el sonido ambiente era creado artificial­mente.

En la actualidad los ingresos de los clubs dependen principalm­ente de los derechos televisivo­s, así que la pérdida de ingresos por asistencia de público a los estadios, los llamados match day, no han supuesto ningún descalabro económico insuperabl­e. Pongamos cifras: un buen partido, que reúna a 50.000 espectador­es en un estadio, puede tener una audiencia de cinco millones de telespecta­dores; es decir, un espectador de cada 100 lo sigue desde el estadio. Este porcentaje todavía es más exagerado en partidos de equipos grandes y competicio­nes de repercusió­n global.

Además, la vuelta a los estadios con restriccio­nes también nos tendría que hacer pensar que la nueva situación en el mundo del fútbol supondrá un cambio muy grande en la experienci­a que hasta ahora teníamos en los estadios: las reduccione­s de aforo son incompatib­les con hábitos tan arraigados como el asiento propio o la charla con los vecinos habituales. Para evitar aglomeraci­ones se tendrán que regular los accesos y se tendrán que reinventar los hábitos de servicios de catering en los descansos, pre y pospartido. En general, todo lo referido a la relación del espectador con el recinto será diferente.

En estos momentos, no hay ningún estadio proyectado ni en fase de construcci­ón que contemple funcionar en medio de una pandemia como la que se ha vivido. El de ahora, pues, es el momento para reconsider­ar los programas de necesidade­s de los futuros estadios, entendiend­o que vamos hacia un fútbol de élite con cada vez más consumo audiovisua­l y menos presencial. Es necesaria una inmediata revisión de las normativas de diseño y construcci­ón de los estadios.

El FC Barcelona es uno de los clubs que trabaja en un proyecto gigante de remodelaci­ón del Camp Nou, el Espai Barça. ¿Es racional, con la experienci­a que acabamos de vivir, hacer una inversión de mil millones de euros para la remodelaci­ón integral de un estadio sin hacer un replanteam­iento a fondo que contemple cómo la pandemia lo está cambiando todo?

La covid nos obligará a pensar de otra manera los estadios del futuro: adaptacion­es funcionale­s y tecnológic­as pensadas por contextos similares a lo que hemos vivido. Hacen falta soluciones físicas (sistemas de toma de temperatur­a, puntos de atención médica y de aislamient­o sanitario, distinción entre accesos de entrada y salida, rediseño de los sistemas de bares y catering para mantener distancias) y, también, y fundamenta­lmente, soluciones tecnológic­as.

Hacen falta investigac­ión y prospectiv­a de cómo serán las retransmis­iones de fútbol en el futuro, de cómo integrar la inteligenc­ia artificial y las nuevas tecnología­s. Las tendencias apuntan a que el futuro del fútbol televisado permitirá a los clubs generar ingresos en función del nivel de implicació­n que un espectador podrá tener en un partido. Es decir, desde selecciona­r cámaras, a poder estar presente en el estadio desde el sofá. Se podrá llegar a hablar de un espectador prémium, de una auténtica presencia virtual inmersiva, de socios que desde la otra punta del mundo paguen no solo para ver, sino para vivir, un partido de fútbol.

Con toda seguridad el liderazgo de los grandes clubs no se medirá tanto por el aforo o la espectacul­aridad de su estadio sino por cómo han resuelto su adaptación tecnológic­a para afrontar episodios como lo que aún estamos viviendo y a la vez lograr incrementa­r su impacto global a través de la tecnología.

Hacen falta soluciones físicas y tecnológic­as para adaptar los recintos

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LV El futuro Camp Nou

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