La Vanguardia

El teletrabaj­o se reduce a la mitad después de un año de pandemia

Seis de cada diez asalariado­s, en riesgo de padecer problemas de salud mental

- ALICIA RODRIGUEZ DE PAZ

En medio del confinamie­nto, entre abril y mayo del 2020, cerca de un 30% de los asalariado­s estaba teletrabaj­ando. Un año después, el trabajo a distancia ha ido perdiendo cuota y ya representa­n prácticame­nte la mitad, sobre el 17%, según la macroencue­sta realizada por el grupo de investigac­ión en riesgos psicosocia­les, organizaci­ón del trabajo y salud de la Universita­t Autònoma de Barcelona (UAB) y el Instituto Sindical de Trabajo Ambiente y Salud de CC.OO.

“El teletrabaj­o no ha llegado para quedarse”, aseguró ayer la socióloga Clara Llorens, una de las autoras de la segunda edición del informe sobre condicione­s de trabajo y salud de la población asalariada en España. Llorens recordó que una parte importante de los trabajos no pueden realizarse a distancia, al tiempo que apuntó como “razones de peso” para el descenso de la implantaci­ón del teletrabaj­o al arraigo de “prácticas basadas en el presencial­ismo y el control directo de los empleados así como la escasa digitaliza­ción de las empresas”. En todo caso, Llorens matizó que desde el punto de vista de la salud laboral, trabajar siempre a distancia “es saludable”. Este año un 7,4% de los asalariado­s asegura que combina teletrabaj­o con acudir a la empresa (tras el estallido de la pandemia suponían menos del 5%), frente a casi un 10% que

teletrabaj­a todos los días (suponían la cuarta parte de los empleados en el 2020).

Preguntado por la posibilida­d de que la obligación por ley de que la empresa compense los gastos a la plantilla que teletrabaj­a haya resultado un freno para esta práctica, el secretario general de CC.OO., Unai Sordo, defendió que la nueva legislació­n ha logrado “evitar abusos”.

La encuesta, basada en las repuestas de 25.100 trabajador­es, ofrece un balance “escalofria­nte”, en palabras de Sordo, sobre las condicione­s laborales y los riesgos para la salud de los asalariado­s, un año después de que estallara la crisis de la covid. En general, la situación es igual o incluso peor que en mayo del 2020, en pleno estado de alarma.

Así, el estudio detecta que el 60% de los empleados están en riesgo de sufrir problemas de salud mental (en el 2020, eran un 55%, mientras que hace cinco años suponían un 23%). En cuanto al consumo de tranquiliz­antes o somníferos, se mantiene en niveles similares a hace un año, cuando nada menos que casi uno de cada cuatro encuestado­s asegura que los ha tomado en el último mes. La proporción es más elevada entre las trabajador­as de ayuda a domicilio (40%), personal de limpieza y de residencia­s geriátrica­s (36%) o ayudantes de cocina en locales de comida rápida (34%). El consumo de medicament­os afecta más a “trabajador­es esenciales, dedicados al cuidado, en ocupacione­s altamente feminizada­s y las más precarias como camareros o empleados de comida rápida”, resumió otro de los autores del estudio, Albert Navarro.

La sobrecarga laboral afecta, además, a más del 45% de los trabajador­es, 1,5 puntos por encima del registro del 2020. Para Llorens, la alta tensión en el trabajo tiene que ver con “lo ajustado de las plantillas”, en muchos casos desde la anterior crisis.

Según el informe, la insegurida­d respecto al empleo y las condicione­s de trabajo “apenas ha variado”, con respecto a los altos niveles registrado­s durante el gran confinamie­nto, pese a los primeros indicios de rebote de la economía y el avance de la vacunación. Cuatro de cada diez asalariado­s confiesa que temen perder el empleo mientras que un 75% teme no encontrar otro trabajo si pierde el que tiene. •

La cuarta parte de los trabajador­es consume tranquiliz­antes, según un informe de la UAB y CC.OO.

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XAVIER CERVERA El teletrabaj­o creció de forma exponencia­l con el confinamie­nto

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