La Vanguardia

“La ciencia ya ha desmontado el racismo; la política aún lo utiliza”

- LLUIS AMIGUET

¿Edad? Cumplir años, hasta ahora, ha sido para mejor. Nací en Londres de familia hindú, lo cual me hace cada vez más británica. Tengo un hijo, que espero sea juzgado como persona antes que por su origen. La genética ha demostrado que las razas no existen: solo una es demostrabl­e que es la especie, la humanidad

Usted ha sufrido racismo?

Como tantos jóvenes de origen hindú en Inglaterra: me han tirado piedras al ir al cole entre gritos de “¡Vuelve a tu pueblo!”; pero también había británicos que se organizaba­n para impedirlo.

¿Hoy sufren m áso menos racismo?

Hemos mejorado, porque hay muchos más inmigrante­s y todos nos mezclamos y convivimos por todo Londres.

Y, sin embargo, usted explica cómo el racismo pervive en la ciencia y la farmacia.

La mayoría de los ciudadanos no son consciente­s de que la ciencia en realidad tiene mucho de política, porque los científico­s son humanos, ergo políticos, y quienes les financian aún más.

¿Por qué el racismo no está proscrito?

Porque las diferencia­s raciales con coartadas científica­s falsas eran y son un gran argumento para mantener la desigualda­d social y la estructura de poder existente.

¿Había razas vagas, listas, ignorantes...?

Pero la ciencia ha demostrado que simplement­e las razas no existen. Muy pocos genes nos hacen diversos en apariencia y de una forma individual y difusa que no coincide con las pretendida­s fronteras raciales.

¿Cóm olode muestra la ciencia?

La genética hoy confirma que los humanos somos una especie tan joven que la evolución no nos ha separado aún en razas. Todos somos la misma, y eso no es una proclama buenista. Es evidencia científica.

¿No nos distinguim­os por el origen?

El 95% de la variación genética entre personas se da dentro del mismo grupo. Entre usted, latino, y un hindú que viviera en su edificio puede haber más similitud genética que entre usted y cualquier otro latino.

¿No hay diversidad entre grupos?

Si toda la humanidad desapareci­era ahora excepto, por ejemplo, los peruanos, estos aún conservarí­an el 85% de toda nuestra actual diversidad genética.

¿Por qué parecemos diferentes pues?

La desigualda­d entre colectivos humanos se debe a factores sociales, políticos y culturales... Pero no genéticos.

Y, sin embargo, el racismo persiste.

Porque la existencia de razas se considerab­a demostrada hasta hace muy poco y aún hay muchos, también científico­s, que se sentían confortabl­es con esa idea de que la desigualda­d no es social ergo corregible sino genética, física –científica– e inamovible.

Cuando un grupo dice que es diferente en realidad está pensando que es mejor.

Exacto, y si, como se afirma falsamente, la desigualda­d es genética, ya no hay margen para modificarl­a, y esos mismos suelen apuntar esa diferencia innata en las mujeres.

Al fin y al cabo, Einstein también escribió que “la raza china es sucia y obtusa”.

Y eso demuestra lo extendida que estaba la idea del racismo genético incluso entre quienes lo sufrían; pero Einstein no tenía las evidencias científica­s que hoy lo desmienten.

¿Los afroameric­anos son más salados?

Un grabado del siglo XVIII representa a “un inglés probando a un africano” y se le ve lamiendo su frente; porque se creía que los esclavos con más sal en su cuerpo resistían mejor la travesía a América al no deshidrata­rse.

¿No es una estupidez?

El caso es que hoy multinacio­nales farmacéuti­cas ganan fortunas con medicación para la hipertensi­ón con “dosis especiales para afroameric­anos”, porque, en efecto, hoy como grupo sufren más la hipertensi­ón...

¿Por su ascendenci­a de esclavos?

Porque, dicen los racistas, al selecciona­r a los más aptos para retener líquidos durante generacion­es los esclavista­s favorecier­on la hipertensi­ón que hoy padecen más los afroameric­anos que otros colectivos.

¿Y no podría ser cierto?

Eso demostrarí­a que los afroameric­anos son genéticame­nte diferentes y así podrían deducir también, por ejemplo, que menos aptos para estudiar. Pero los afroameric­anos sufren más hipertensi­ón porque ingieren más comida basura con grasas y sal que otros grupos, al ser más pobres y menos educados.

¿De nuevo la raza no es ciencia universal sino economía, clase social y política?

Otro ejemplo de la estupidez racista es seguir la definición de “judío” en la literatura pseudocien­tífica racista a lo largo de los siglos. Cuando son minoría inmigrante pobre en un país se les considera determinad­os genéticame­nte como ignorantes; después, esa misma supuesta diferencia les hace intelectua­les.

¿Los hispanos qué somos?

Una categoría cultural sin ningún correlato genético. Yo misma como hindú en el siglo XIX hubiera sido caucásica y en el XX ya era considerad­a por la literatura pseudocien­tífica como una raza inferior asiática.

Las lenguas europeas fueron sánscrito.

Es un hecho cultural, pero un científico racista hoy ya no podría demostrar que soy de una u otra raza, porque genéticame­nte, el ADN lo probaría, todos somos la misma.

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