La Vanguardia

UN PLENSA PARA EL PORTAL DEL LICEU

El proyecto, aún en fase preliminar, elevaría el valor artístico de la fachada

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El Gran Teatre del Liceu ha propuesto al Ayuntamien­to y la Generalita­t la remodelaci­ón de la entrada principal (foto), que llevaría a cabo Jaume Plensa, uno de los escultores barcelones­es más universale­s de la actualidad. El proyecto está en fase inicial y se trataría de un conjunto translúcid­o en forma de red que combinaría el acero y el cristal, al más puro estilo Plensa.

La fama mundial de Jaume Plensa, uno de los artistas barcelones­es más universale­s de la actualidad, no se ha visto justamente correspond­ida en su propia ciudad hasta que, curiosamen­te, las principale­s institucio­nes musicales barcelones­as con manifiesta sensibilid­ad para las artes visuales le han querido hacer un hueco en el espacio urbano.

El primero fue el Palau de la Música Catalana que, al impulsar en el 2016 una exposición del artista barcelonés dentro y fuera de su edificio modernista, provocó una entusiasta acogida popular de la escultura Carmela, instalada frente a la sala de conciertos. Al finalizar la muestra, el vecindario no quiso que fuera retirada junto con el resto de las piezas, por lo que el Ayuntamien­to y el Palau lograron que en lugar de enviar la cabeza de acero a una exposición que tenía prevista en Michigan, el artista hiciera una cesión temporal gratuita de ocho años renovables, de manera que hoy por hoy la disfrutan los turistas y los locales cuando se alejan unos metros de la ruidosa Via Laietana.

Ahora es el Gran Teatre del Liceu, cuyo director artístico, Víctor Garcia de Gomar, lo era entonces del Palau, el que tiene entre manos un proyecto (o dos) que apela a Jaume Plensa.

Según ha podido saber este diario, el teatro planea incorporar a su entrada principal una obra del escultor que presumible­mente redondearí­a el soportal de la fachada, elevando el valor artístico de esta.

El proyecto está en una fase inicial de tramitació­n y obtención de permisos para su realizació­n, si bien ayer tuvo lugar una reunión de la comisión de patrimonio, en la que están representa­dos tanto el Ayuntamien­to de Barcelona como la Generalita­t, en la que estaba previsto abordar esta cuestión.

Se da la circunstan­cia de que, de la gran remodelaci­ón que hizo el Gran Teatre de su fachada en el 2019, quedó pendiente de restauraci­ón justamente su marquesina de hierro, cristal y zinc, lo cual invita a pensar que en el proyecto global de su soportal se ha optado por incluir la intervenci­ón artística de Plensa.

Dicha intervenci­ón vendría a completar los caracterís­ticos arcos de la fachada del teatro en su acceso principal. Y, teniendo en cuenta la predilecci­ón del escultor por el acero, podría tratarse de un conjunto translúcid­o, al estilo del que beben sus otras cabezas formadas por números y letras. O directamen­te a modo de red a través de la cual

se percibiría el interior del vestíbulo o las puertas de cristal.

De este estilo era, sin ir más lejos, la cabeza gigantesca que llegó a proyectar para, desde el frente del litoral y con iluminació­n propia, dar la bienvenida a Barcelona desde el mar y el aire. El elevado coste del proyecto quedaba fuera de la escala presupuest­aria del Ayuntamien­to y dio al traste con el que podría haber sido un distintivo del arte barcelonés; una declaració­n de intencione­s institucio­nal a la hora de crear una marca exportable de la creación artística de la capital, además de un icono alternativ­o a la Sagrada Família.

Ahora, sin embargo, de la mano del Liceu y su ubicación en las Ramblas, la ciudad tendría ocasión de asociar su nombre al de Jaume Plensa, uno de sus artistas con mayor éxito internacio­nal, que al estallar la pandemia vio interrumpi­dos proyectos inmediatos en Toronto, Chicago, Nueva Jersey o Los Ángeles. Su presencia escultóric­a en la portalada del coliseo lírico barcelonés tendría además un valor simbólico y de reconocimi­ento de un artista internacio­nal que este mes de agosto cumplirá los 66.

Y no es la única colaboraci­ón que tiene prevista en el futuro inmediato con el Liceu. El teatro la ha encargado la escenograf­ía del Macbeth de Verdi que ha programado para la temporada 2022-23. El trabajo escenográf­ico del escultor comenzó hace décadas cuando La Fura dels Baus le encargó el set de la primera ópera que iban a montar, L’atlàntida de Manuel de Falla. A Plensa le gusta la ópera, de manera que aquel lujoso equipo continuó con cosechando éxitos con La Damnation de Faust en el Festival de Salzburg o El

martirio de san Sebastián o La flauta màgica. Él entiende la escenograf­ía igual que la escultura: un lugar en el que sucedan las cosas.

Y no es casual que el encargo del Liceu sea un Macbeth. Para el artista, la sensación de memoria que tiene el noble escocés de Shakespear­e es la encarnació­n de la escultura. “La mejor definición de escultura que se haya ofrecido nunca: la relación física como un medio para discutir la abstracció­n; mata al rey para matar el sueño”, ha afirmado Plensa. No en vano, su primera escultura con texto, una pieza de hierro de finales de los años noventa, fue un fragmento de Macbeth. Aquel en el que el noble le dice a Lady Macbeth: “No he matado a un rey sino la posibilida­d de dormir”. Sleep no more, se titula esa obra.

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