La Vanguardia

Pigmalión en el Gran Teatre

El musical ‘My fair lady’ toma hoy y mañana las tablas del Liceu en versión semiesceni­ficada

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Los grandes musicales regresan al Liceu. Hace tres años el Candide de Leonard Bernstein lle- gó al coliseo lírico de La Rambla y hoy y mañana es el turno de otro clásico del género: My fair lady, la comedia musical de Frederick Loewe que, basada en el Pigmalión de Bernard Shaw, estrenó en 1956 Julie Andrews. Aunque en Hollywood sería Audrey Hepburn –que repetía una y otra vez en la versión doblada “La lluvia en Sevilla es una maravilla”– la encargada de dar vida a la protagonis­ta, Eliza Doolittle. Una florista de clase baja y acento cockney a la que un filólogo apuesta que puede convertir en dama refinada de habla elegante.

La del Liceu será una My fair lady semiesceni­ficada y llega con el aval de un gran éxito en sus tres funciones en el Grange Festival de Londres, de donde llegan sus protagonis­tas, Ellie Laugharne, Steven Pacey, Richard Suart, Peter Polycarpou, Nadim Naaman y Susie Blake, que unirán sus voces y actuacione­s a las del coro y la orquesta del Liceu. El responsabl­e del proyecto es el director de orquesta sevillano establecid­o en Londres Alfonso Casado Trigo (Alcalá de Guadaira, 1984), que ha sido director musical en el West End de títulos como Los miserables, El fantasma de la ópera y Miss Saigón ,yqueha dirigido la OBC en L’auditori con grandes musicales.

Casado opina que “es muy positivo que el Liceu abra las puertas al musical” y añade que “en este caso el estilo en el que está escrito encaja bien con el resto de la programaci­ón y se presta mucho para sinfónica porque las orquestaci­ones están pensadas para un conjunto de ese tamaño, así brillan”. A My fair lady lo llaman, recuerda, “el musical perfecto” y Casado recuerda que para la protagonis­ta, Eliza, se requieren unas cualidades técnicas como cantante más cercanas a las de la ópera que al musical contemporá­neo por el registro y estilo en el que está escrito el papel.

“Y eso se combina –dice– con un libreto muy bien escrito que necesita actores más cercanos al teatro con artistas de ópera que controlen la técnica vocal. Un título perfecto para que los que busquen calidad musical la encuentren pero luego se sorprendan con el resto de acentos de este musical más cercanos al teatro hablado. El profesor Higgins a veces canta pero casi todo lo hace hablado en ritmo, hay dos técnicas que conviven dentro de una misma partitura”. Guy Unsworth ha sido el director de escena en una versión en la que, explica Casado, los actores conocen sus papeles de memoria y hay elementos para contextual­izar las escenas y mucha interacció­n, “como si hubiera una obra de teatro frente a la orquesta”.

El director musical concluye que si bien algunos musicales contemporá­neos populares no encajarían mucho en un teatro de ópera, las obras de Rogers & Hammerstei­n, Loewe, Gershwin Bernstein, Sondheim o Porter sí, “una generación cuya música es muy identifica­ble a una música moderna, contemporá­nea, dentro de lo que sería el equivalent­e a la música seria clásica”.

El musical que dirige Alfonso Casado Trigo acaba de lograr un gran éxito en el Grange Festival de Londres

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Una escena de los ensayos en el Liceu de My fair lady

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