Carril bici-bus compartido en la Via Laietana
El gobierno de Colau descarta dos vías ciclistas segregadas y consensúa con ERC y comerciantes aceras de más de cuatro metros
La nueva Via Laietana contará con un carril de bajada compartido para bicicletas, autobuses y taxis.
La idea siquiera se contempló en las conclusiones de aquel gran proceso participativo que implicó a más de 20 entidades ciudadanas durante más de un año para definir los criterios de la muy esperada transformación de esta avenida, pero durante los últimos meses el gobierno de la alcaldesa Ada Colau decidió revisar un proyecto que muchos pensaban que ya era más o menos firme y barajó de nuevo unas cuantas posibilidades a fin de facilitar el pedaleo por el vial más neoyorquino de Barcelona, en verdad uno de los últimos ejes de los más principales de la ciudad todavía pendiente de reforma.
La teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz, y el concejal responsable del distrito de Ciutat Vella, Jordi Rabassa, presentaron ayer el proyecto de remozamiento que esta vez sí que se supone más o menos definitivo. El objetivo de esta obra que costará más de 33 millones de euros y que no arrancará hasta dentro de un año es reducir de manera drástica el uso del vehículo privado y priorizar el del transporte público y otros modos de transporte no contaminantes, y de este modo disponer de unas nuevas aceras mucho más amplias que inviten a la ciudadanía al paseo, mirar escaparates, recorrer la avenida de arriba a abajo... Tanto Sanz como Rabassa subrayaron que “esta reforma es una histórica deuda pendiente de la ciudad”. “Tenemos que acabar con esta autopista urbana”.
Porque hoy por hoy, y desde hace unos cuantos lustros, la Via Laietana es una de las calles más desagradables, ahumadas y ruidosas de toda Barcelona. Todo el mundo que camina por aquí trata de dejarla atrás lo antes posible. Su tráfico también se antoja infernal. Hasta 40 minutos te puede tener al volante en un mal día. El gobierno de la alcaldesa Colau entiende que el carril busbici-taxi es el mejor modo de facilitar este gran y necesario cambio. Argumentan que puede funcionar tan bien como la vía de iguales características en funcionamiento en la calle Sants.
El inconveniente es que esta solución un tanto de compromiso y en principio destinada principalmente a mimar al peatón no gustará ni a los más acérrimos defensores de la bicicleta ni tampoco a los mayores partidarios del transporte público. No pocos entienden que este tipo de viales tan compartidos a la postre acaban siempre fomentando el uso del vehículo privado.
La verdad es que el gobierno municipal estaba del todo resuelto a mejorar la seguridad de la bicicleta, y también fomentar su uso, en la Via Laietana, sobre todo luego de comprobar que las aceras ampliadas a base de topos durante la pandemia devinieron en realidad en corredo
La nueva disposición de carriles está diseñada para reducir el uso del vehículo privado
El objetivo de la reforma es facilitar el paseo para que el vial deje de ser una frontera entre barrios
res para ciclistas y patinadores, tanto que hace unas cuantas semanas el propio ejecutivo incluso planteó de una manera informal, a modo de globo sonda, a ver qué pasa, rebajar la anchura de las nuevas aceras previstas y de esta manera habilitar sendos carriles bici junto a los peatones. Circular junto al lateral siempre fue una gran reivindicación del colectivo ciclista.
La iniciativa, sin embargo, no le hizo ninguna gracia a las comerciantes de la zona y alrededores, que montaron en cólera.
Y la verdad es que la tampoco gustó a los concejales de ERC (el apoyo del principal grupo de la oposición municipal es fundamental para que el gobierno de Colau pueda finalmente sacar adelante este proyecto). Comerciantes y republicanos repusieron cada uno por su lado que la Via Laietana es irrecuperable mientras que no se priorice el bienestar del peatón, que unas aceras de veras generosas son incuestionables.
De manera que, según el renovado proyecto que a todas luces se aprobará en el pleno municipal de noviembre, la Via Laietana pasará a tener dos carriles en sentido mar, uno de zona 30 para los vehículos privados y otro, situado en el extremo derecho, para autobuses, taxis y bicicletas. En sentido montaña se desarrollará un carril para autobuses y taxis que también podrán usar los vecinos de la zona y alrededores, y también un carril bici segregado, ubicado en el otro extremo, junto a la acera. En el carril bus en sentido montaña también se permitirá la circulación de vehículos privados de residentes, usuarios del mercado de Santa Caterina o de los aparcamientos de la zona. Todo ello estará controlado por cámaras.
“Al final se ha impuesto al lógica y tendremos unas aceras de más de cuatro metros –dice David González, de la asociación de vecinos y comerciantes de Via Laietana–. Y la disposición final de los carriles también nos parece correcta. Esperamos que el Ayuntamiento pueda acelerar los trabajos. La espera está siendo muy larga”.
Y el portavoz de los republicanos, el concejal Jordi Coronas, también señala las aceras de más de cuatro metros como el principal valor de esta reforma. “Pedimos que ninguna acera tuviera una anchura inferior, y lo hemos conseguido. Además, la reforma mejorará la conectividad entre los barrios mediante la mejora de las cuatro grandes plazas del vial”. Así, la Via Laietana será un punto de encuentro, y no una barrera.
La reforma también satisface, más o menos, a los vecinos del barrio de la Barceloneta, que temían que las restricciones al tráfico les aislaran. “Lo negativo es que la remodelación de la plaza Urquinaona queda pospuesta a una segunda fase –lamenta Manel Martínez, de la asociación de vecinos de la Barceloneta–, y dado que van a peatonalizar la calle Jonqueras nos parece echar a perder una buena oportunidad. Además, también se podrían haber tomado otras medidas para descongestionar la parada de metro de la Barceloneta”. •
El acceso en coche a los aparcamientos y al mercado de Santa Caterina queda asegurado