La Vanguardia

Durar en la precarieda­d

- Lluís Foix

La tenacidad de Pedro Sánchez es un activo que pocos presidente­s han exhibido con tanto desparpajo. Tiene el frente permanente­mente abierto de su fragilidad parlamenta­ria, pero actúa como quien gobierna con la comodidad de una mayoría holgada. La victoria de Díaz Ayuso el 4 de mayo en Madrid le hizo aterrizar en la realidad de la precarieda­d de sus 120 escaños. No ha cambiado de rumbo sino de estrategia. Intenta llegar al término del mandato con la pandemia controlada y con unas perspectiv­as económicas favorables.

El cambio de Gobierno no tocó los acuerdos de la coalición, pero sí que movió los alfiles socialista­s con la frialdad del que cambia de aliados para alcanzar su objetivo, que es el de durar. El proyecto es vencer a las encuestas y ganar como sea al PP.

El viaje con empresario­s a Estados Unidos sin haber conversado serenament­e con el presidente Joe Biden, y sin pasar por Washington, es de una audacia considerab­le.

Pero las dificultad­es no las tendrá en la política exterior y menos todavía en una Unión Europea que necesita estabilida­d tras el Brexit y los contestata­rios gobiernos de Polonia y Hungría.

Será en el frente interior donde tendrá que cuadrar la aritmética parlamenta­ria. El nuevo Gobierno se salvó por los pelos el miércoles, con la ayuda de ERC, para aprobar las mejoras que afectan a los funcionari­os. El litigio catalán no se resolvió, quizá solo se atenuó, con la concesión de los indultos. Pero ha disminuido la tensión, que se encuentra ahora más entre los socios del Govern que con el Ejecutivo de Sánchez.

Dada la actitud de confrontac­ión de PP y Vox ante cualquier iniciativa del Gobierno, el único camino que le queda es transitar por pactos con los partidos periférico­s, que le exigirán más de lo que puede dar. Pero como ninguno de sus aliados circunstan­ciales se atreverá a precipitar el final de la legislatur­a, la fragilidad de Pedro Sánchez se convierte en su gran fortaleza temporal.

Son muchos los gobiernos europeos que penden de hilos muy finos, tanto de la derecha extrema como de la izquierda radical. Pero las urnas llegan inexorable­mente. El 4 de mayo los madrileños votaron más en contra de los aliados de Sánchez que a favor de Díaz Ayuso. El presidente va a tener que jugar al póquer a diario.

Los socios de Sánchez tensarán las relaciones con el Gobierno, pero no quieren abandonarl­o

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