Nacer con bajo peso crea cambios en el corazón que se mantienen de adulto
Un estudio liderado por el Servicio de Medicina Maternofetal Bcnatal (hospital Clínic y hospital Sant Joan de Déu) y el grupo Medicina Fetal y Perinatal del Idibaps ha demostrado que las personas que han nacido con bajo peso presentan diferencias en la estructura y la función del corazón. Estos cambios pueden comportar que este colectivo padezca más problemas cardiovasculares en la edad adulta, teniendo hasta tres veces más de probabilidades de sufrir un infarto de miocardio.
Estudios realizados en los 90 ya habían demostrado que las personas nacidas con bajo peso tenían hasta tres veces más probabilidades de morir por un problema cardiovascular a los 60 años. Pero no se sabía por qué ocurría. Ahora, estos investigadores han encontrado la causa. “Dentro del útero, a los niños que acaban naciendo con bajo peso, ya les veíamos cambios morfológicos en el corazón. Eso nos hizo pensar que quizás eso explicaba que de mayores pudieran tener más riesgo de padecer problemas cardiovasculares. Pero era una hipótesis”, explica a La Vanguardia Fàtima Crispi, médica especialista de Bcnatal y coordinadora científica del grupo de investigación de Medicina Fetal y Perinatal del Idibaps. El corazón presentaba un tamaño distinto: “Era más grande”. A estos niños que analizaron dentro del útero materno les hicieron un seguimiento, volviéndoles a ver a los cinco años. Los cambios detectados persistían. Siete años después, ya con 12 años, éstos seguían presentes. “Nuestra idea era continuar, y lo haremos, con el seguimiento de estos adolescentes (ahora tienen entre 15 y 16 años), pero no podíamos esperar más”. Decidieron ganar tiempo y estudiar a adultos de 40 años, pero no contaban con ecografías que se hubieran hecho hace cuatro décadas. En su defecto, revisaron los libros de la sala de partos del hospital Sant Joan de Déu de hace entre 20 y 40 años. A partir de la fecha de nacimiento y del apellido de la madre, lograron contactar con algunas de las personas que han formado parte del estudio. Al final participaron en él 158 adultos: 81 nacieron con bajo peso – “va en función de las semanas de embarazo, pero para tener una referencia hablaríamos de bebés por debajo de los 2.500 g”, matiza Crispi– y 77 con peso normal. Se les hizo una resonancia cardiaca y una prueba de esfuerzo. “Observamos en la resonancia cambios en el corazón. Son más sutiles que los que veíamos en los fetos. La parte izquierda del corazón está bastante bien conservada. En cambio la derecha, que es la que bombea la sangre a los pulmones, es donde vimos más cambios”. Los investigadores también pudieron constatar que las personas que presentan esta modificación “tienen más dificultad a la hora de hacer ejercicio, se cansan antes y no tienen tanta capacidad para llevarlo a cabo”. Los responsables del estudio, publicado en la revista JAMA Cardiology, subrayan la necesidad de que estas personas, por ser de riesgo, eviten lo que se llama la hipótesis de los dos hits (impactos). El primer hit sería el cambio morfológico del corazón; el segundo podría ser fumar o tener obesidad. “Si llevas una buena vida (comes bien, haces un poco de ejercicio y no fumas), probablemente nunca te ocurrirá nada. Pero si tienes un segundo hit, acabarás padeciendo probablemente la enfermedad cardiaca mucho antes”, advierte Crispi. •
Este colectivo tiene hasta tres veces más probabilidades de sufrir un infarto de miocardio