Aquí no ha pasado nada
El escándalo de los audios de Florentino Pérez queda en un anuncio de querella pero no ha comprometido la posición del presidente ante el madridismo
Diez días después de la aparición del primero de los audios de Florentino Pérez que desveló El Confidencial en los que el mandatario madridista dedicaba gravísimos y groseros insultos y descalificaciones a iconos del club tan importantes como Iker Casillas o Raúl (los dos ahora dentro del organigrama del Real Madrid) o a figuras tan significativas del pasado reciente como Vicente del Bosque o Cristiano Ronaldo, nada parece haberse removido demasiado en el madridismo ni por supuesto en el seno del club.
Lo que en casi cualquier otro lugar hubiera constituido un escándalo mayúsculo que hubiera abierto una crisis de imprevisibles consecuencias (no digamos en el FC Barcelona con su tendencia a lavar los trapos sucios fuera de casa) en Madrid se ha saldado con una presencia del tema en los medios no demasiado grande y con una escueta nota del club para informar que Florentino Pérez ha contratado el despacho del abogado Gonzalo Rodríguez Murillo para presentar una querella “en defensa del honor, la intimidad y la propia imagen”, según la nota del club, tanto contra El Confidencial como contra el periodista José Antonio Abellán, el director del programa El Tirachinas en la Cope entre el 2000 y el 2009, se supone que el autor material de las grabaciones y su posterior venta a cambio de una importante suma de dinero.
Lo que no ha habido es ningún movimiento de la masa social pidiendo explicaciones, ninguna plataforma de madridistas ofendidos reuniendo firmas para mostrar su desagrado por formas tan barriobajeras de expresión, nadie exigiendo a Florentino Pérez que pida perdón en público o alguien que insinúe con presentar mociones de censura. De hecho, el presidente ya fue reelegido en medio de la última Semana Santa en una maniobra que anuló en la práctica cualquier conato de oposición, algo que Florentino Pérez ya se encargó hace años de laminar formalmente al modificar su junta directiva los estatutos del club para endurecer notablemente los requisitos para aspirar a la presidencia.
Para sorpresa general lo que se observa más bien en los foros madridistas y en los medios digitales afines al club es un movimiento exculpatorio para con el presidente: un minimizar la importancia de llamar a Casillas “un tío muy corto que no tiene dos dedos de frente”; a Raúl, “la gran estafa del Madrid”; a Cristiano, “un imbécil y un enfermo”; a Mourinho (supuestamente su entrenador preferido) “un anormal”; a Figo (el fichaje con el que ganó su primera presidencia) “un hijo de puta”; a Guti, “un jeta y un subnormal” y a Del Bosque, quizás la figura más querida para todo el madridismo por su bonhomía “la mentira más grande que he visto en mi vida. Ni ha entrenado en su vida, ni sabe entrenar, ni sabe dirigir personas, ni sabe de táctica, ni sabe de físico... no sabe nada ¡es un zoquete!”.
En los foros lo que impera es la idea impulsada por el club de que la difusión ahora de estos audios añejos (grabados entre el 2006 y el 2012) es una sibilina venganza contra el presidente por su “valentía” para impulsar el fracasado proyecto de la Superliga europea. Todo se disculpa en aras de una supuesta libertad de expresión y en la privacidad de las conversaciones. De los que salen malparados solo se ha pronunciado Luis Figo y ha sido para decir que Pérez ya se ha disculpado. El objetivo parece ser que ni la reputación del presidente blanco quede en entredicho, algo muy propio en un club que nunca se ha caracterizado por su cultura democrática.
El entorno de Pérez quiere hacer creer que los audios son la venganza por abanderar la Superliga