Mena Suvari se libera del pasado
La actriz narra en un libro una adolescencia de abusos y falta de autoestima
Mena Suvari forma ya parte de la historia del cine sumergida en una bañera cubierta de pétalos de rosa rojos en la película American Beauty. Entonces tenía 20 años, ahora tiene 42. Con la paz que le han dado los años y la llegada de su primer hijo se ha dispuesto a echar la vista atrás y contar su historia. La actriz, que se hizo un hueco en Hollywood con películas como la que protagonizó con Kevin Spacey o la saga American Pie, ha escrito un libro de memorias, The great peace (La gran paz, en español), que saldrá a la venta el próximo 27 de julio, en el que narra un pasado plagado de abusos, drogas y malos tratos.
“Entre los 12 y los 20 años fui víctima de abusos sexuales de forma continuada”, relata en el libro, al que ha tenido acceso en exclusiva la revista People . La actriz recuerda que vivía “una doble vida”. “Cada vez que iba a rodar, cada vez que me entrevistaban, estaba actuando, todo el rato. Era otro papel para mí: en el que hacía que estaba bien”, afirma. Los abusos empezaron cuando apenas tenía 12 años. Se había mudado con su familia a Carolina del Sur y se sentía “la chica nueva” de la escuela. Entonces, un amigo de uno de sus hermanos mayores empezó a perseguirla y después a presionarla para mantener relaciones sexuales. Ella recuerda negarse repetidamente, hasta que un mes antes de cumplir los 13 años, él la metió en un dormitorio de su casa y la violó. “Parte de mí murió ese día”, rememora. “Él me usó, se divirtió conmigo y después se deshizo de mí. Me llamó puta. No llegué a contemplar el sexo como algo sano. El momento de hacerlo se me escapó. Y eso, unido a que no me sentía escuchada ni percibida, estableció el concepto que tenía de mí misma. Esa era mi valía”, afirma en su libro.
Su niñez estuvo también marcada por una vida familiar con problemas: su madre se había ido de casa y su padre pasaba por “un declive físico y mental”. Con 15 apenas años se mudó a Hollywood para abrirse camino. Su agente, al que consideraba una persona de confianza, también quiso mantener relaciones sexuales con ella. Y, mientras, su autoestima caía en picado. Ella no se consideraba válida para nada ni nadie. La culpa, la vergüenza y la angustia se convirtieron en sus compañeras de vida. La espiral de destrucción no había hecho más que empezar. Empezó a alternar en fiestas y clubes nocturnos y cayó en las drogas, automedicándose con “cualquier cosa” que encontrara. “Estaba intentando sobrevivir”, afirma con dolor.
Pero su vida empeoró a los 17 años. Su pareja durante tres años abusó de ella durante ese tiempo tanto sexual como psicológicamente. Recuerda que la obligaba a hacer tríos con otras mujeres. “Pensaba que quizá eso es lo que eran las relaciones: los gritos, los insultos, el abuso”, reflexiona la artista, que en los últimos 20 años ha aparecido en series discretas o películas de televisión.
Suvari recuerda que mientras vivía ese infierno solo el trabajo la ayudaba. La actuación fue su salvación. Además de poderse expresar cuando más lo necesitaba, le dio esa doble vida: “Funcional en el exterior y en el interior tratando de curarme desesperadamente”. La curación llegó cuando logró romper con esa pareja, pudo alejarse de las drogas y empezó una terapia.
Tras dos matrimonios fallidos, con el fotógrafo Robert Brinkmann (18 años mayor que ella) entre el 2000 y el 2005, y con el productor musical Simone Sestito entre 2010 y 2012, la felicidad llamó a su puerta hace cinco años. Durante un rodaje conoció a su actual marido, Michael Hope, con quien ha tenido lo más valioso de su vida: su primer hijo, Christopher Alexander, que nació el pasado mes de abril.●
A los 42 años ha sido madre de su primer hijo, Christopher Alexander, fruto de su tercer matrimonio