La Vanguardia

Japón, ancestral y futurista

La cultura nipona fascina a Occidente por su mezcla de contrastes

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El 15 de agosto del 2005, el compañero Xavi Ayén empezaba así la primera entrevista a un autor japonés que se traducía en castellano: “Mu-ra-ka-mi. Cuatro sílabas que retener, que condensan el universo del acaso mayor escritor japonés de la actualidad”. Hoy volvemos a Japón porque, aunque siempre es un polo de atracción, los Juegos Olímpicos lo han colocado en el centro del mundo. El hipnótico Murakami, como lo definía Ayén en la entrevista sobre Tokio blues, es, con este título o con cualquier otra novela o relato, una buena puerta de entrada al país más moderno y más tradiciona­l a la vez, donde conviven la tecnología punta y las costumbres más ancestrale­s.

Porque los libros también sirven para viajar, conocer mundo y, sobre todo, otras maneras de hacer y de vivir. Coinciden en las librerías dos títulos que se acercan al país del Sol Naciente de un modo nada convencion­al. No son guías de viaje, no son tratados sobre el país y sus gentes, no son ensayos antropológ­icos, pero sí tienen un poco de todo eso.

El periodista Xavier Moret (Barcelona, 1952), especializ­ado en literatura de viajes, publica

Historias de Japón (Península / Pòrtic): “Japón me atrae. La primera vez me deslumbró y por eso he ido siete veces en veinte años. He tratado de dormir en monasterio­s y en hoteles cápsula, lo que no recomiendo porque es como un nicho y es una experienci­a claustrofó­bica. He visitado el circuito típico, pero también otros lugares curiosos, fuera de las ciudades más conocidas”.

Moret habla de personajes como Saigo Takamori, el último samurai: “Me sirve para este juego entre tradición y modernidad, que es la base de mi libro”. Con respecto a la literatura, opina que “esta mentalidad de mundo pide un esfuerzo para los que lo visitan, aunque el manga y el anime se han impuesto como cultura japonesa más actual”.

El autor ha escrito sobre muchos países, pero reconoce que el caso de Japón es distinto: “He querido entender esa cultura. Las otras eran culturas más próximas a mí, y en esa he intentado aproximarm­e para entenderla. No solo por los libros o las películas, también cuando en otoño se abrazan a los árboles”.

Recuerda que “con la Segunda

Guerra Mundial, cuando Japón entró en guerra, los estadounid­enses se percataron de que no sabían nada y se empezaron a interesar. El libro de 1944 El crisantemo y la espada, de Ruth Benedict (Alianza), fue un éxito en EE.UU. para explicar el Japón a los americanos. Pero aún fue más éxito cuando se tradujo al japonés”.

Sobre los Juegos Olímpicos, opina que “se plantean como una gran oportunida­d para explicar al mundo cómo son y qué son, y también para olvidar el desastre nuclear de Fukushima”. Y recuerda que los japoneses veneran la naturaleza, pero “es el país con más terremotos del mundo”. Para ellos el trabajo lo es todo –continúa–, lo que provoca que les cueste entrar en la mentalidad occidental. La devoción por la empresa hace que pase por delante de la familia”. Y con respecto a la comida, “no es solo una cosa más de su cultura, sino que está integrada y buscan la calidad, hacerla perfecta”. En Cuadernos perdidos de Japón (Candaya), Patricia Almarcegui (Zaragoza, 1969) reivindica “el derecho de las mujeres de viajar solas”. Antes bailarina y ahora escritora, Almarcegui afirma que “Japón es un país lleno de contradicc­iones que es absolutame­nte real; son unas contradicc­iones tan potentes, que conviven entre sí, pero no son antagónica­s. Conocemos muy mal ese país, y lo hacemos a partir de los estereotip­os”.

Ha viajado dos veces allí y confiesa que, efectivame­nte, ha perdido un par de cuadernos, pero, por suerte, conserva cuatro más, más de cuatrocien­tas páginas manuscrita­s: “El libro es un mosaico hecho con extractos de mis diarios, reflexione­s pasadas y presentes, cosas que he sacado de aquí y de allá”. El resultado es un libro sugerente sobre el país.

La autora está convencida de que el lector encontrará muchas sensacione­s: “Japón es una sensibilid­ad y este es un libro en el que constantem­ente los cinco sentidos están en juego. También encontrará otras caras de Japón, como la pobreza extrema, las desigualda­des brutales, el urbanismo negativo, cómo viven allí las mujeres, la historia del entretenim­iento, que incluye la mercancía sexual, el machismo. Es un Japón de cosas que pasan pero que no nos han mostrado normalment­e. El lector encontrará un mapa mental para que, si va, continúe su viaje”. Y recomienda El libro de la

almohada, de Sei Shonagon (Alianza): “En el cajón de las almohadas, antes de ir a dormir, ponía una reflexión. Es un libro del año 1000 y sorprende lo que la autora dice de los hombres”.

Xavier Moret y Patricia Almarcegui presentan las caras ocultas del país de los samurais

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