“¿Aprender? Eso ya no toca”
Tres podios consagraban a Hugo González en los últimos Europeos de Budapest, circunstancia que ha elevado sus opciones para Tokio. “La prensa no me presiona, me anima”, dice
–¿La realidad? La cabeza de Hugo González (22) ya está donde toca –nos dice un técnico de la natación española.
–¿A qué se refiere? –Hace unos años, tras sus tres oros mundiales como júnior (2017), se creía que era el puto amo. Y cuando fallaba, nunca admitía su culpa. Y lo criticaba todo. –¿Y ahora?
–Ahora es todo lo contrario. Ahora es todo madurez. Con su marca en los 200 m espalda, puede pensar en una medalla olímpica. Ha dado un salto, se comporta como un nadador de nivel.
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Estamos en Tokio y, Zoom mediante (no hay otra en los Juegos de la pandemia), le preguntamos a Hugo González, que debuta mañana domingo, en las eliminatorias de los 100 m espalda:
–¿Qué ha cambiado en su vida en los últimos años? ¿Qué no hacía antes que esté haciendo desde ahora?
–El cambio está en el motivo por el que nado. Antes lo hacía más por mí. Siempre me ponía a prueba, trataba de ver dónde estaba mi tope. Pero tras el coronavirus he empezado a ver todo esto como un deporte de equipo. Desde hace tres años, no solo me tiro a competir, sino que pienso en que tengo un equipo detrás de mí.
Y así, parapetándonos en su nueva actitud, ahora hablamos de Hugo González.
Está bien eso.
El deporte necesita nombres, un eje central. Si no hay protagonista, no hay película.
Antes, la natación española había tenido a los Zubero. Y a Sergi
López y a Nina Jivanevskaia. Últimamente, se apoyaba en Mireia Belmonte y en Jessica Vall.
Ahora aparece Hugo González, verso libre que había emigrado a Estados Unidos años atrás, cosas del sueño americano.
Estudiando ingeniería informática en Auburn y Lingüística en Berkeley, Hugo González había invertido el resto del tiempo en la piscina. Desde el 2019, se entrenaba junto a Nathan Adrian y Ryan Murphy. Escuchaba a Dave Durden.
Eran un equipo, los Cal Bears. La explosión llegaba hace dos meses, en los Europeos de Budapest: tres podios, incluido el oro en los 200 estilos.
–Eso es, un equipo. Eso me ha cambiado –repite–. Y por eso, ahora no vengo a Tokio como había ido a Río en el 2016. Allí me había limitado a buscar mi mejor nivel, pero era demasiado joven para saber qué hacer. Había ido sin entrenador: no estaba acreditado. Y ahora el objetivo sigue siendo el de disfrutar. Lo que pasa es que ya no vengo a aprender, sino a pelearlo. Ahora vengo aquí para mostrarme al mundo.
“Cuando era júnior, Hugo González se creía el puto amo; ahora ha madurado”, dice un técnico español