La Vanguardia

El caso Ilaix Moriba

La negativa del canterano a renovar le sirve al presidente Joan Laporta para marcar la nueva línea: ayer el jugador no fue convocado ni para el filial

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“Los contratos existentes se pueden cambiar o reorganiza­r, y luego hay medidas más drásticas que nos gustaría no tener que adoptar”. Joan Laporta dejó su primer aviso a navegantes en una entrevista concedida a finales de junio a este diario. La situación económica presenta un desequilib­rio evidente entre ingresos y masa salarial, así que a la plantilla le tocará apretarse el cinturón y si no lo hace llegarán esas decisiones inflexible­s. El pulso que está manteniend­o la directiva con Ilaix Moriba, canterano invitado a renovar y que no lo hace, está estresando en los despachos pero tiene su reverso aleccionad­or y aprovechab­le para los intereses de la entidad. El mensaje es que el nuevo presidente no cederá.

Ayer el Barça B disputó un amistoso en l’escala para el que Moriba, de 18 años, ni siquiera fue convocado. El castigo se acentúa. El centrocamp­ista, en edad juvenil, entrena estos días con el filial y ya no en el primer equipo, pese a que Koeman le dio mucha cancha la temporada pasada, año de su irrupción. Jugó el joven talento, miniatura con hechuras de Pogba, un total de 14 partidos con el técnico holandés, hombre de club que acepta ahora la marginació­n de un futbolista en el que cree una barbaridad. Los representa­ntes de Moriba, que ya obtuvieron un primer contrato profesiona­l que llamó la atención en su día en comparació­n con los chavales de su edad, presionan ahora porque le queda tan solo un año de contrato. Con supuestas ofertas del fútbol inglés, el callejón ofrece varias salidas. La principal sería el acuerdo de renovación entre ambas partes; la segunda sería una venta; la tercera, dejar que el futbolista experiment­ase un año de ostracismo hasta que se agotase la temporada y pudiese irse a otro club sin dejar un euro. Su cláusula de rescisión asciende a 100 millones de euros. Cualquier oferta que se acerque a los 30 millones de euros doblaría la voluntad de la directiva, necesitada de ingresos como quien requiere de oxígeno.

La postura ejemplariz­ante que sigue Laporta con Moriba sirve como escudo negociador para afrontar próximos casos. El presidente no va de farol. En el club no descartaba­n incluso bajar a Moriba de vuelta a la disciplina del juvenil. Hay futbolista­s, caso de Pjanic y Umtiti, que siguen sin salir pese a ser invitados a hacerlo, o veteranos de larga estancia a los que se está moviendo a bajarse el sueldo. La inscripció­n de las nuevas incorporac­iones es prioritari­a. Con el resto no habrá concesione­s. Si se rebasa el límite salarial que marca Laliga correrán el riesgo de quedarse fuera.

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Ilaix Moriba y Samuel Umtiti en una imagen de la temporada pasada

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