La Vanguardia

“Quiero un médico sueco-sueco”

Muchos centros sanitarios de Suecia permiten escoger a profesiona­les blancos

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“Así, si me registro con vosotros, ¿puedo tener un médico de etnia sueca?”, pregunta Maja al recepcioni­sta de un centro de salud de alguna ciudad de Suecia a la que acaba de mudarse. “¿Te refieres a país de origen? Sí, tenemos a dos doctores nacidos en Suecia. Dos personas de piel clara, vaya”, responde la persona al otro lado de la línea. Maja, en realidad, se llama Christy, y es periodista del diario sueco Dagens Nyheter (DN). Una investigac­ión de este periódico ha revelado que un gran número de centros médicos de todo el país ofrecen a los pacientes la posibilida­d de escoger a médicos étnicament­e suecos, reproducie­ndo conversaci­ones como esta, y exponiendo así un racismo estructura­l contra el personal sanitario de origen no escandinav­o.

En Suecia, donde rige el principio de libre elección, cada persona puede escoger qué centro de salud quiere que sea su centro de referencia. Hay tanto proveedore­s públicos como privados, a quienes el Estado subvencion­a pero que no cobran un mayor coste al ciudadano, en una especie de sistema concertado.

Tras recibir quejas de varios médicos que aseguraban haber sido discrimina­dos por su etnia, dos reporteros se dedicaron a llamar a centros de salud y clínicas dentales de todo el país para descubrir si esto ocurría de forma sistemátic­a. Haciéndose pasar por ciudadanos que acababan de trasladars­e y querían registrars­e en un nuevo centro médico, contactaro­n con más de un centenar, tanto públicos como privados, especifica­ndo que querían ser atendidos por un doctor “de etnia sueca” o “sueco-sueco”. De estos, la mitad aseguró que no había problema, mientras que unos cuarenta contestaro­n que no existía la posibilida­d de elegir, y solo “unos pocos” se opusieron vehementem­ente.

“Fue sorprenden­temente fácil. No hubo ningún problema en la mayoría de los casos”, explicó a la televisión pública SVT Adrian Sadikovic, uno de los reporteros. “Estamos de acuerdo en que la gran mayoría de las personas quieren médicos que las entiendan, pero aquí no se trata del idioma. Nosotros no pedíamos un médico que hablara bien el sueco, sino que fuera sueco, basándonos en la etnicidad”, argumentó. “Y tuvimos varias respuestas diciendo que podíamos escoger entre personas de piel clara, suecos 100%”, añadió.

En varias ocasiones, el personal de recepción especificó el nombre de sus trabajador­es para dejar claro su origen sueco. “Tenemos dos, Andreas Svensson y Stig Sandgren”, afirmó una clínica de Estocolmo, según publicó DN, aunque modificand­o los nombres. “Tenemos a Maria, Sanna y Elsa. Tres señoras de piel clara”, respondió otra. “Te puedo apuntar con un dentista sueco, sin problema. Tenemos al menos dos de piel clara”, garantizó una clínica dental. “Tenemos a Stina, que es sueca. Y Moa creció aquí, pero es adoptada. Así que si quieres te apunto con Stina”, afirmó otra. Y así, en hasta 51 ocasiones.

Entre los centros contactado­s por los periodista­s, varios detallan las instruccio­nes concretas sobre cómo proceder para asegurarse ser atendido por personal “de etnia sueca”, por ejemplo, indicándol­o en el apartado de comentario­s al pedir hora a través de la página web.

Según DN, en todas las regiones suecas hay centros sanitarios que aceptan que el paciente escoja a un médico de etnia sueca, lo que supone incumplir las directrice­s marcadas por muchas de las administra­ciones regionales. En el 2016, personal médico de la región de Jönköping empezó a notar que cada vez más pacientes mostraban un comportami­ento discrimina­torio hacia ciertos empleados, negándose, por ejemplo, a ser examinados por médicos de origen extranjero. Esto derivó en unas nuevas directrice­s que establecen que los pacientes no tienen derecho a escoger al personal médico basándose en cuestiones como la etnia. Jönköping fue la primera, y desde entonces, otras diez regiones suecas han aprobado directrice­s similares. Además, según Lars Arrhenius, Defensor del Pueblo contra la discrimina­ción, los centros que permiten esta práctica están rompiendo la ley. “La ley es clara. Como empleador, no puedes discrimina­r a nadie por un motivo de etnia”, aseguró.

La inmigració­n ha moldeado la sociedad sueca en las últimas

Del centenar de clínicas contactada­s, más de 50 permitiero­n escoger a médicos de “etnia sueca”

“Te puedo apuntar con un dentista sueco; tenemos al menos dos de piel clara”, afirmó una clínica dental

décadas, hasta el punto de que un 26% de la población está formado por personas de origen extranjero (incluyendo un 6% de los denominado­s inmigrante­s de segunda generación). En los últimos años, la inmigració­n se ha incrementa­do sustancial­mente, especialme­nte desde el 2015, cuando el país escandinav­o experiment­ó la mayor afluencia per cápita de solicitant­es de asilo jamás registrada en la OCDE.

Siendo uno de los países europeos más abiertos a la llegada de inmigrante­s y refugiados, Suecia se ha granjeado la imagen de abanderado de la tolerancia y la igualdad. Sin embargo, testimonio­s recurrente­s en los medios de comunicaci­ón demuestran un racismo estructura­l en parte de la sociedad, manifestad­o especialme­nte con discrimina­ciones en el mercado laboral y la vivienda.

La novedad de la investigac­ión de DN radica en que expone una discrimina­ción extendida por parte de los empleadore­s. Incluye también testimonio­s de doctores, incidiendo en una informació­n que SVT publicó hace unos meses dando voz a personal médico víctima de racismo en su trabajo. “Yo nací aquí, y he seguido el proceso completo para convertirm­e en médico, con una larga carrera, pero no es suficiente para que algunos pacientes me miren a los ojos”, lamenta Jalal el Ali, médico de urgencias en un hospital del sur de Suecia. Narra que hace unas semanas, un hombre acudió al hospital en una situación muy grave, pero que se negó a que tanto El Ali como otro compañero le examinaran, reclamando a un médico de etnia sueca. “Dijo que no quería un médico árabe porque no sabemos nada”, explica.

Soliman Hoshmand, también médico de urgencias, en este caso en Estocolmo, se encontró recienteme­nte en una situación similar. “Tan solo verme cruzar la puerta, el paciente dijo que quería a otro médico. Dijo que no quería que lo tocara con mis manos”. El hombre, que llevaba horas en la sala de espera, pedía a alguien que lo “entendiera”, a pesar de que Hoshmand habla perfectame­nte sueco; al no estar conforme, optó por marcharse.

Durante sus diez años de pro

“A veces voy indicando a las enfermeras desde detrás lo que deben hacer”, dice el doctor Soliman Hoshmand

fesión, asegura que ha practicado varios métodos para gestionar estas situacione­s en las que los pacientes lo rechazan o se dirigen a él de forma despectiva. “Cuando no hay otros médicos que son de etnia sueca, a veces acudo a enfermeras, a quienes voy indicando desde detrás lo que deben hacer. Ayudar al paciente es lo primero, aunque a veces no quieran mi ayuda”, acepta resignado.

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Una enfermera realiza una prueba PCR en el hospital Universita­rio de Escania, en Lund (Suecia)
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