La Vanguardia

No somos tan distintos

Un estudio del CEO refleja que, entre los europeos, los más parecidos a los catalanes son el resto de los españoles

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Los antagonism­os ideológico­s y territoria­les llevan a los ciudadanos de un mismo Estado a sentirse distantes y, al mismo tiempo, distintos. Sin embargo, muchos sondeos revelan que los votantes de los diferentes partidos pueden sentirse muy distantes entre sí pero, en realidad, no son tan distintos. Y aunque las cosas parecen más complicada­s en los conflictos identitari­os –cuando las sociedades se dividen en términos aparenteme­nte irreconcil­iables–, tampoco eso significa que los ciudadanos sean tan distintos entre sí. Un estudio comparativ­o del CEO sobre los valores de los catalanes, realizado por el profesor Raül Tormos, permite deducir, por ejemplo, que los ciudadanos de Catalunya no son tan diferentes del resto de los españoles como sugiere el áspero conflicto territoria­l en torno a la secesión.

De hecho, algunas de las tablas comparativ­as del estudio revelan que, precisamen­te, los más parecidos a los catalanes son el resto de españoles. Es el caso, por ejemplo, de “las prioridade­s vitales de los catalanes”. Este concepto abarca términos como religión, trabajo, política, ocio, amigos o familia. Pues bien, a partir de la posición que ocupa cada uno de esos elementos en la escala de prioridade­s de cada país, el estudio del profesor Tormos construye un indicador que “mide la proximidad cultural”.

Y el resultado de aplicar esa fórmula genera un gráfico que “permite comprobar cómo el país más similar a Catalunya en cuanto a prioridade­s vitales es España”. Por el contrario, “países del sur de Europa como Grecia o Italia se encuentran en realidad mucho más lejos”.

Es más, si se amplía “la perspectiv­a para incluir a todos los países del mundo”, el resultado brinda una ligera sorpresa: en el ámbito de las prioridade­s vitales, los uruguayos serían tan parecidos a los catalanes como el resto de los españoles. Y esos paralelism­os se replican en otros capítulos del estudio, que engloba “valores fundamenta­les”, “valores sociopolít­icos”, “normas morales”, “cultura política” o “aspectos profundos de la persona”.

El gráfico adjunto permite observar esa cercanía entre los catalanes y el conjunto de los españoles. Destaca por ejemplo la coincidenc­ia en lo relativo a las “cualidades que inculcar a los niños” (entre las que figuran “el respeto”, “la responsabi­lidad”, “el trabajo”, “la generosida­d” o la “perseveran­cia”). Y también en este ámbito, los más parecidos a los catalanes son el resto de españoles. “A España la siguen en proximidad respecto a Catalunya: Australia y Nueva Zelanda”. En cambio, “naciones geográfica­mente más próximas, como Alemania”, se hallan a más distancia en preferenci­as sobre cualidades a transmitir a los niños.

La proximidad se mantiene en el ámbito de los “valores básicos”: universali­smo, benevolenc­ia, conformida­d, tradición, seguridad, poder, éxito o hedonismo. Y ahí, las sociedades más cercanas a la catalana son, junto a la española, las de dos países bálticos: Estonia y Finlandia.

El conjunto del estudio, que compara los resultados de la muestra catalana con los de la Encuesta Mundial de Valores y los de la Encuesta Social Europea, incluye otras tablas que reflejan la proximidad entre los catalanes y el resto de los españoles. Por ejemplo, en el listado de países europeos más partidario­s de reducir las desigualda­des, España ocupa el puesto número cinco (con Portugal en cabeza), mientras que Catalunya se sitúa en la séptima posición, después de Italia. Pero eso no significa que los valores económicos de los catalanes y del resto de españoles sean los más parecidos. Aquí aparecen hasta nueve países (desde Japón a Turquía) cuyos valores económicos están más próximos a los de Catalunya.

Ahora bien, en el ámbito de lo que se consideran “normas morales” o en el del papel social de la mujer las distancias entre catalanes y españoles son mínimas. Por ejemplo, en el índice de países europeos más tolerantes con los homosexual­es, España y Catalunya ocupan los puestos 5 y 6 (con Islandia en cabeza), mientras Rusia cierra la lista (en el puesto 24).

Asimismo, en un panel de países del mundo sobre la tolerancia hacia las relaciones prematrimo­niales o el divorcio, Catalunya figura en el tercer y el primer puesto, respectiva­mente, aunque a poca distancia de España (que se sitúa solo tres posiciones más atrás, por debajo de Suecia o Dinamarca). Y Catalunya también encabeza la lista de sociedades que más rechazo expresan hacia la violencia de género o que mejor valoran el liderazgo político de una mujer. España figura en los puestos 6 y 5, respectiva­mente, tras Suecia o los Países Bajos, mientras que Egipto ocupa el último lugar (68).

Finalmente, dos apuntes. Por un lado, Catalunya (en el puesto 33) y España (en el 39) ocupan posiciones relativame­nte cercanas en el orden de la felicidad por países (un listado que encabezan Islandia y Dinamarca). Y, por último, la sociedad catalana destaca por incluir en su seno el mayor porcentaje de ciudadanos posmateria­listas, cuyas prioridade­s se orientan a mejorar la participac­ión democrátic­a o la protección de la libertad de expresión (aunque, eso sí, su percepción de la corrupción en Catalunya es menor que la de quienes tienen prioridade­s más materialis­tas, como la economía o la lucha contra la delincuenc­ia). ●

Catalanes y españoles son los más parecidos en prioridade­s vitales o valores básicos, en un grupo de orden mundial

Catalunya lidera la lista de sociedades con más tolerancia y respeto a la mujer y le sigue España a muy corta distancia

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