Caeleb Dressel ya es leyenda
El estadounidense se proclama rey de la piscina en Tokio tras recoger su tercer oro y batir el récord del mundo de los 100 m mariposa; los expertos ya le consideran el sucesor de Michael Phelps
Caeleb Dressel (24) no tiene tiempo para nada.
Toca la placa de llegada, se da la vuelta y contempla el marcador, elevado del otro lado de la piscina.
Caeleb Dressel comprueba que tiene otro oro, el tercero hasta el momento en Tokio, y en este caso, además, con el récord del mundo de los 100 m mariposa (49s45, frente a sus anteriores 49s50).
Pero no tiene tiempo para nada más.
Esta vez no se sienta a horcajadas sobre las corcheras, gesto que frecuenta.
Esta vez, Dressel tan solo le da una palmadita a Kristof Milak (21), eterno segundón este gigante húngaro que nadaba por el carril contiguo (49s68), y sale de la piscina a toda prisa porque tiene deberes: Dressel debe pasar por el podio, salir a las semifinales de los 50 libre y comparecer más tarde en la final del 4x100 estilos mixto.
“No podía pensar. Solo podía ir de un lado para otro tal y como lo había programado, siguiendo mi rutina del día. Y se lo aseguro, era una rutina realmente dura”, diría Dressel más tarde, en la zona mixta del Tokio Aquatics Centre.
Una hora y cuarto después de su título con récord en los 100 mariposa, Caeleb Dressel se lanza a por su cuarto oro en Tokio, este con el relevo mixto estadounidense.
Salta en la última posta. El relevo le llega tarde. Cuando Dressel entra en el agua, se ve a varios cuerpos de las siete mujeres que van por los carriles contiguos, pues el equipo estadounidense ha invertido el orden de las salidas: Lydia Jacoby, por ejemplo, ha nadado la braza junto al británico Adam Peaty, y Torri Huske ha hecho la mariposa ante James Guy.
Dressel lleva ocho segundos
No podía pensar; solo podía ir de un lado a otro tal y como lo había programado”
El quinto puesto en el relevo mixto es inaceptable; revisaré el vídeo al acabar esto”
de desventaja cuando se tira al 100 libre.
Bracea enfurecido, recorta deprisa la distancia, pone en pie a la concurrencia –periodistas, técnicos, compañeros de la Villa Olímpica–, pero no le da tiempo a resolver el reto.
Caeleb Dressel no lo puede hacer todo.
Estados Unidos termina quinto (3m40s58), a tres segundos de los británicos, que baten un nuevo récord del mundo, el cuarto que cae en estos días en Tokio (3m37s58).
Esta vez, Dressel no gana. “Me molesta haber quedado quinto. Es un resultado inaceptable para la natación estadounidense. Cuando todo esto acabe, me sentaré y revisaré en el vídeo todas mis carreras en Tokio –dice el fenómeno, ahí va un tipo inconformista–: es evidente que hemos cometido errores en el relevo mixto, y eso no puede ocurrir más. Nuestra plaza es el oro, no nos corresponde otra. Esto escuece”.
Aun así, a base de potentes brazadas y retos inverosímiles, Caeleb Dressel escribe otra frase en su leyenda olímpica. (...)
Como en su día lo habían hecho Mark Spitz, Alexander Popov, Ian Thorpe o Michael Phelps, ahora es Caeleb Dressel quien todo lo devora en la piscina olímpica.
El estadounidense acapara los focos y el interés del imaginario internacional, hambriento de mitos, y en especial en estos tiempos en los que no están Phelps ni Bolt, mientras Simone Biles trata de recomponerse, víctima de un ataque de ansiedad que la ha dejado fuera de combate.
“Caeleb es un auténtico líder en nuestro equipo –dice Katie Ledecky, la otra estrella de los estadounidenses, con sus dos oros en Tokio–. Fíjese: ha disputado tres carreras en una sola mañana, y lo ha hecho liderándonos tanto dentro como fuera del agua. Lo que le distingue es que no solo piensa en sí mismo, sino también en su entorno”.
En el lapso de una hora y cuarto, Dressel gana los 100 mariposa, pasa ronda en 50 libre y disputa el relevo mixto
Sin Bolt ni Phelps, y también sin Biles, el estadounidense se convierte en el nuevo referente del deporte
“Dressel es nuestro líder: no solo piensa en sí mismo, sino también en su entorno”, dice Katie Ledecky