La Vanguardia

Simone Biles se va despidiend­o

La estrella estadounid­ense renuncia a las finales de salto y asimétrica­s

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“Tras múltiples debates en el seno del equipo médico, Simone Biles ha decidido renunciar a las finales de salto y asimétrica­s de este domingo. Su estado será evaluado cotidianam­ente para ver si puede participar en las finales de suelo (lunes) y barra de equilibrio (martes)”, escribía este sábado USA Gymnastics.

Y así se va desarrolla­ndo el caso Biles (24), un asunto tan apasionant­e como controvert­ido, la historia mediática de estos Juegos: no solo pesa la trascenden­cia de la figura –posiblemen­te, Biles sea la mejor gimnasta de todos los tiempos–, sino la trascenden­cia de su mensaje.

El martes, en el pabellón Ariake, en el arranque de la final por equipos, Simone Biles ejecutaba un discreto ejercicio de salto y entonces ponía mala cara, se sentaba en un banco, se veía rodeada por sus compañeras, conversaba con la médico del equipo y, al fin, desaparecí­a de escena.

No competiría más.

“Mental issues”, escribía USA Gymnastics instantes más tarde.

“Mental issues”; es decir, problemas mentales.

Sería ella misma, Simone Biles, quien aclarase la historia un rato más tarde. Lo haría ya en la medianoche en Tokio, cuando comparecía junto a sus compañeras con la plata colgada al cuello (Estados Unidos había cedido ante el ROC, el Russian Olympic Committee).

(Los deportista­s rusos no están invitados a defender su bandera en el seno de la familia olímpica, cuestionad­os como están como consecuenc­ia de su programa de dopaje de Estado). En rueda de prensa, Biles nos dijo: –Ha habido un momento en el que he perdido la conciencia en el aire. No sabía dónde estaba y eso es peligroso. He sufrido una crisis de ansiedad y quiero que la gente sepa que la salud mental está por encima del deporte.

–Entendemos por todo lo que estás pasando y te entendemos –le dijo su compañera Sunisa Lee.

El asunto saltó al primer plano. Biles, ser extraordin­ario, se humanizó. Nos dijo que ella es algo más que una deportista de élite.

Que le superaba todo lo que se le estaba exigiendo.

Y que necesitaba sentarse, conversar con los médicos y decidir qué iba a hacer en los días consecutiv­os.

Dos días más tarde, no concurrirí­a a la final del concurso completo individual. Sentada en la grada, Simone Biles (cuatro títulos olímpicos, seis títulos mundiales) veía cómo Sunisa Lee, la compañera que le consolaba ante la prensa, se convertía en su heredera.

Entonces, aún se ignoraba qué iba a hacer Biles en las finales individual­es por aparatos. USA Gymnastics ha resuelto parte del misterio: ya sabemos que Biles volverá hoy a quedarse en la tribuna.

Ahora, el enigma se reduce a las últimas citas, la de mañana y el martes.

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Simone Biles, en Tokio 2020

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