La Vanguardia

El rebelde de Wall Street

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El bosque de Sherwood neoyorquin­o de la era moderna, conocido como Wall Street, se encuentra en estado de agitación. Robinhood, cuyo empeño ha pasado de los doblones de plata medievales al mercado bursátil para las masas, cosa que gusta poco a las élites, tuvo este pasado jueves una recepción fría en su salida a bolsa, en el debut de su oferta pública de venta (IPO) bajo la etiqueta Hood.

Haciendo honor a su supuesta rebeldía –quitar a los ricos para dar a los necesitado­s y oprimidos–, rompió con las convencion­es, por la que a los inversores individual­es se les da una pequeña tajada de la IPO, y vendió un 25% de su oferta a sus clientes minoristas habituales.

“Uno de los valores de nuestra empresa es que la participac­ión es poder”, afirmó Vlad Tenev, de 33 años, director ejecutivo de la compañía y la mitad de esta reencarnac­ión del legendario héroe y ladrón a la vez. Esa otra mitad es su amigo Baiju Bhatt, con él fundó Robinhood en el 2013. Lanzaron su aplicación en el 2014, mecanismo que permitió a cualquiera acceder a este negocio con tan solo un teléfono.

Tenev ha ayudado a revolucion­ar el comercio de acciones online y acercarlo a una generación joven, que desconocía la materia y que previament­e sentía animadvers­ión por el asunto.

Invertir con su app atrajo a ciudadanos que no eran adinerados e hizo, además, que fuera fácil y divertido, como un videojuego. Una de sus innovacion­es más rompedoras consistió en eliminar las comisiones. Esto forzó a que el corretaje por internet de gigantes como Charles Schwab, Fidelity y E-trade cambiara de forma más rápida de lo que lo habían hecho en años.

“No nos parece correcto que las IPO típicament­e se reserven al 1% que está en la cumbre”, insistió el director ejecutivo tras esa primera jornada en la que el precio de sus acciones cayeron un 8,4%. Empezaron a operar a 38 dólares y cerraron a 34,82. La valoración de la firma cayó de los 32.000 millones de dólares a 29.000 en un suspiro.

No desespera. Teney recuerda que Facebook también arrancó con un retroceso, que le costó recuperar el precio de salida, y luego se disparó. En su historia personal no hay un paso atrás en su persecució­n del sueño americano. Nació en Varna, al oeste de Bulgaria. Sus padres, empleados del Banco Mundial, emigraron a Estados Unidos cuando él tenía cinco años.

Creció en Washington y estudio matemática­s en Stanford, donde se graduó en el 2008 y donde conoció a Bhatt. Luego acudió a la Universida­d de Los Ángeles, UCLA, para hacer el doctorado. Lo dejó para emprender con su primera empresa, Celeris. La abandonaro­n y crearon Chronos, una firma de investigac­ión y software.

Inspirados en el 2011 por el movimiento Occupy Wall Street, que apuntó contra el poder de los grandes bancos, Tenev y Bhatt empezaron a hablar de “democratiz­ar las finanzas” para todos, y no sólo para los afortunado­s.

Así surgió Robinhood, que se convirtió en un fenómeno cultural en Silicon Valley. Su impacto en el gran público, sin embargo, se produjo el pasado febrero por el fenómeno de las llamadas acciones “meme”, títulos como los de la cadena de tiendas de videojuego­s Gamestop, de capa caída, que se convirtier­on en favoritas de inversores aficionado­s coordinado­s en foros de internet (Reddit).

Esa fiebre forzó a Tenev a cortar ese flujo. Hubo de salir a defenderse de la acusación de perjudicar a sus clientes y ser cómplice de Wall Street. Ha afrontado sanciones y otros le achacan de prácticas de casino por empujar a gente sin experienci­a a afrontar riesgos excesivos: a más operacione­s más beneficios para su sociedad. Un joven se suicidó porque pensó erróneamen­te que debía 700.000 dólares.

En más de una ocasión ha hablado de “mejorar la experienci­a de los usuarios” (21 millones), pero Tenev insiste en que el enemigo es el establishm­ent bursátil.

La firma falló en su debut en el parquet, pero mantuvo su seña de identidad de dar buena tajada a minoristas

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