Reactivación con problemas
La intensa recuperación que se produce este año en la mayoría de economías desarrolladas, a medida que ha aumentado el control de la pandemia de la covid gracias a la vacunación, empieza a tener problemas por el fuerte incremento que registran las materias primas, la energía y el transporte, así como por el colapso que se produce en la cadena internacional de suministros. La reactivación ha llegado, y lo ha hecho con tanta fuerza que provoca desequilibrios. El aumento de la demanda no va en paralelo al de la oferta. Esto afecta especialmente a la industria, que se enfrenta a un aumento de sus costes, a problemas de interrupción de la producción y al riesgo de entrar en pérdidas. No todo está siendo tan positivo como se esperaba.
El reequilibrio de la oferta con la demanda es un proceso que puede requerir varios meses. Los pronósticos apuntan a que no se regularizará la situación global de los suministros y de la producción hasta dentro de un año como mínimo. Desde ahora y hasta entonces, por tanto, pueden provocarse graves tensiones inflacionistas en algunos mercados, con la pérdida de competitividad y poder adquisitivo que ello supone, así como una creación de empleo menor de la esperada.
El petróleo, el gas natural, los minerales, las materias primas, la madera e incluso la chatarra multiplican sus precios, mes tras mes. Lo mismo sucede con el transporte marítimo, que no da abasto para el intercambio de productos y mercancías con China, que es la gran fábrica del mundo de la que dependen muchos suministros. El coste de un contenedor de China al Mediterráneo ha pasado de 1.700 dólares a 12.300 en un año, lo que supone un aumento del 600%. La restricción de suministro más grave, sin embargo, es la escasez global de microchips por los atascos de producción que se registran desde hace tiempo en Taiwán y Corea del Sur, que conjuntamente controlan el 81% del mercado mundial. Esto obliga a paralizar la fabricación de numerosos productos que llevan microchips incorporados. El caso especialmente paradigmático es el de los automóviles. Hay muchas fábricas que funcionan a medio gas.
La reactivación pospandemia tropieza, pues, con problemas derivados de su propio éxito. No se esperaban y tienen muy difícil solución a corto plazo. Solo el tiempo hará que oferta y demanda se acoplen progresivamente. Detrás de todo ello subyace, además, una crisis mayor: la del propio modelo de desarrollo actual, que resulta insostenible, y la distribución de la producción global.
El mundo entra en una crisis de oferta tras la pandemia ante el gran aumento de la demanda