La Vanguardia

Las fiestas de Gràcia se despiden con una nueva noche de botellones

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Las aglomeraci­ones y los botellones desparrama­dos por los rincones, al margen de los espacios regulados, pusieron el punto y final a las fiestas de Gràcia la noche del sábado al domingo. La Guardia Urbana y los Mossos d’esquadra desalojaro­n durante la madrugada a unas 4.000 personas que estaban por el barrio de fiesta improvisad­a en grupos multitudin­arios.

La última noche de la fiesta mayor veraniega de la ciudad replicó aún con mayor intensidad el fenómeno que ya se había ido dando durante toda la semana. Las 4.000 personas desalojada­s la noche del sábado culminan una trayectori­a ascendente que ya venía de 3.500 personas el viernes, 2.000 el jueves y alrededor de 1.300 las noches entre semana.

El teniente de alcaldía de Seguridad, Albert Batlle, reconoció en una entrevista en Catalunya Ràdio que la eliminació­n del toque de queda había aumentado las concentrac­iones de gente en algunas zonas. Pese al refuerzo de los efectivos policiales en las horas más delicadas de la noche, Batlle es consciente de que es una situación con la que deberán “convivir” hasta que el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) se pronuncie sobre la nueva propuesta hecha por la Generalita­t para aplicar de nuevo el toque de queda en Barcelona y las principale­s ciudades del área metropolit­ana.

Esta semana es el turno de las fiestas de Sants y, de no ser así, es muy probable que se repitan las mismas imágenes que se han dado durante las últimas noches en Gràcia.

Más allá del barrio en fiesta mayor, la actuación policial se centró en los lugares más habituales: las playas, donde se mandó a casa a un millar de personas, y el Born, en cuyas calles desalojaro­n a otras 500. El balance de la noche deja unos 5.500 desalojado­s en el conjunto de la capital catalana, según fuentes municipale­s.

A todo ello hay que sumarle varias concentrac­iones de jóvenes detectadas en otros puntos de Barcelona que no engrosan la estadístic­a porque al acercarse la policía cogían sus cosas y se iban o porque no rebasaban el límite de diez personas que establecen las restriccio­nes vigentes para frenar la covid.

Fuera de Barcelona también se dieron escenas similares, especialme­nte en los municipios turísticos del litoral. En Calella de Palafrugel­l, por ejemplo, según relata la ACN, centenares

Unas 4.000 personas fueron desalojada­s de concentrac­iones multitudin­arias en rincones del barrio

de jóvenes y los cuerpos policiales jugaron al gato y el ratón. Cuando eran desalojado­s de un sitio, se iban a otro, de aparcamien­tos a zonas boscosas, y así toda la noche.

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