De egoístas e insolidarios
Miles de vacunas contra la covid van caducando en las neveras de centros hospitalarios del primer mundo mientras que el porcentaje de dosis distribuidas en el tercer mundo es mínima. No es esta una imagen muy positiva de la civilización del 2021. Al contrario, somos insolidarios y egoístas. Los países ricos pudieron pagar a tiempo a las empresas farmacéuticas para poder vacunar a sus ciudadanos y los pobres tienen otros temas de los que preocuparse porque no disponen de suficientes medios económicos para comprarlas. Poco a poco se va conociendo con más detalle el número de dosis que no se han podido distribuir. En España, al menos 100.000 dosis han caducado o están a punto de hacerlo, pero este número se va a incrementar en los próximos días. Solo en Catalunya, hay más de un millón de dosis disponibles, pero parece difícil que quienes no se hayan vacunado ya lo vayan a hacer en los próximos días.
El ritmo de vacunación es mucho más lento y, como venimos informando reiteradamente, los grandes centros de salud donde se deberían distribuir están cada vez más vacíos. Los jóvenes de entre 18 y 30 años son los más reacios a vacunarse. La contención de la pandemia y el descenso de las hospitalizaciones contribuyen a que esta insolidaridad de tantos ciudadanos pase más desapercibida. Si tuviéramos una sexta ola y las cifras volvieran a empeorar, serían muchos quienes pedirían entonces al Gobierno que tomara algún tipo de medida para obligar a los negacionistas a vacunarse. En Francia o Italia, por ejemplo, se decidió forzar a todo el personal sanitario a hacerlo, algo que no se plantea en España.
Pero como nuestro país tiene en este momento, pese a todo, una de las tasas de vacunación más altas y una incidencia de casos más baja, la caducidad de las vacunas no supone ninguna alarma entre la opinión pública. Un grave error, como nos recuerdan los epidemiólogos, ya que la covid no se podrá contener de forma definitiva hasta que esté erradicada en todo el mundo.
Por eso es tan importante que no se pierda ni una sola dosis. Salvar a los países pobres es también una acción egoísta pensando exclusivamente en nuestro bienestar.