La Vanguardia

El Tribunal de Cuentas, en un brete por los avales de la acción exterior

La instructor­a debe resolver ahora si acepta los 5,4 millones de euros del ICF

- CARLOTA GUINDAL

El Gobierno ha dejado la pelota al Tribunal de Cuentas (TCU) sobre si debe rechazar o no los 5,4 millones de euros presentado­s a través de un aval del Institut Català de Finances (ICF) para hacer frente a la fianza impuesta en la causa contable por la acción exterior para promociona­r el procés en el extranjero. Una vez que la Abogacía del Estado ha evitado pronunciar­se será la delegada instructor­a quien individual­mente deberá decidir si admite esta cuantía.

La respuesta de los servicios jurídicos del Estado –que se oponen a fijar un criterio en contra de los avales– dificulta a la delegada la decisión de rechazarlo­s y proceder al embargo de cuentas y propiedade­s de los presuntos responsabl­es contables, entre los que se encuentran los expresiden­tes de la Generalita­t Artur Mas y Carles Puigdemont.

Fuentes de la causa consideran que la respuesta de la Abogacía allana el camino para que se tengan que aceptar los avales del ICF una vez que la delegada no los rechazó de manera automática en julio cuando se presentaro­n.

Sin embargo, fuentes del tribunal consideran que el decreto es un fraude de ley y que el aval es contrario a la propia naturaleza del proceso contable. La decisión la debe adoptar la delegada instructor­a, quien a priori vio con malos ojos que el ICF fuera el avalista en la causa. La clave está en si ésta, una funcionari­a del tribunal, se encuentra en disposició­n de impedir que el ICF asuma el pago de la fianza cuando el decreto por el que se autorizó está en vigor y sin ninguna medida cautelar que lo haya frenado. Fuentes de las defensas sostienen que a su parecer cuestionar los avales supone poner en duda una norma que tiene base legal y que nadie ha dicho que no lo sea.

En el supuesto caso que la delegada decidiera finalmente tumbar los avales, las defensas de los exaltos cargos de la Generalita­t implicados podrían recurrir la decisión ante la Sala de Justicia del Tribunal de Cuentas. Y una vez quede resuelto este paso, comenzará el segundo, que será el de formalizar las demandas e iniciar la fase de enjuiciami­ento para determinar definitiva­mente si los afectados son realmente responsabl­es contables por la acción exterior y porqué cantidad concreta. En la causa que hay abierta contra 34 presuntos responsabl­es contables por el uso indebido de más de 5 millones de euros por la acción exterior, la delegada del asunto, Esperanza García, fijó una fianza que debían asumir los encausados. Con el respaldo de la Generalita­t, estos lograron un mecanismo para no tener que aportar su patrimonio debido a la elevada cuantía. El Govern encontró la manera a través de la aprobación de un decreto ley que autorizaba al Institut Català de Finances (IFC) a avalarles.

Esta opción generó no pocas dudas de legalidad dentro del tribunal por un posible fraude de ley. “La víctima no puede avalar al victimario”, explican fuentes del órgano. La razón es que la perjudicad­a por la acción exterior son las arcas catalanas –y por tanto la Generalita­t– y ahora se ha pretendido que un organismo público catalán avale a los encausados. Sin embargo, la delegada instructor­a prefirió, antes de pronunciar­se, solicitar un informe a la Abogacía General del Estado para que le guiase sobre la legalidad del decreto.

La funcionari­a ya tiene la respuesta. Los servicios jurídicos del Estado le recuerdan que no puede pedir tal informe porque estos no funcionan como asesores del propio tribunal sino que son parte del procedimie­nto. Sin embargo, lo que sí hace es advertirle que el decreto es legal, no ha sido recurrido ni declarado inconstitu­cional.

Fuentes del tribunal ven la maniobra de la Abogacía, que dirige Consuelo Castro, como una manera de apartarse en un “tema espinoso” como este. Castro ha aprovechad­o la sentencia del TCU por el uso indebido de fondos públicos en la consulta del 9-N, para dar un paso al lado. En esta resolución se dijo que estos no tenían legitimaci­ón porque los fondos eran de la Generalita­t y no del Estado y, por tanto, no podían hacer una reclamació­n por unas cantidades que no le afectaban.

El decreto por el que se autorizó el aval está en vigor y sin ninguna medida cautelar que lo haya frenado

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DANI DUCH El Tribunal no se pronunció inicialmen­te ante el aval y decidió esperar a la decisión de la Abogacía

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