La Vanguardia

Las ocho plagas que azotan La Palma

Lava, ruidos, destrucció­n y gases tóxicos asedian a la población isleña

- ANTONIO CERRILLO

El volcán de la isla de La Palma es una sucesión encadenada de fenómenos geológicos que mantienen en vilo a su población. Es como si debiera enfrentars­e a, por los menos, ocho plagas.

1. La lava. La velocidad de la n lava se ralentizó ayer y solo avanza a 4 metros a la hora, cuando la velocidad inicial llegó a ser de 300 metros a la hora. “La lava discurre pausadamen­te, pero sigue su trayectori­a hacia el mar. No obstante, va a emitiendo material, con lo cual va a seguir avanzando”, explica María José Blanco, directora del Instituto Geográfico Nacional (IGN) en Canarias. “Es normal que las primeras coladas sean más fluidas”, dice Carmen López, directora del Observator­io Geofísico Central. La llegada de la lava hasta el mar va a depender de los nuevos aportes desde las bocas de emisión.

2. Explosione­s. Del volcán no n solo sale lava que fluye por la pendiente, sino que también hay emisiones explosivas de material. El lunes por la tarde se registró una fase importante de actividad explosiva, que duró hasta la madrugada del martes. Estas fases explosivas pueden ser muy variables, y repetirse. En la boca principal, parte del material arrojado está construyen­do un cono que tiende a obturar el conducto de salida, de manera que “se forma un tapón (no hay flujo de lava uniforme) y la obstrucció­n aumenta el fenómeno explosivo (emisión de materiales, balística…)”, dice López. Este material incandesce­nte se queda cerca del cono, a unos centenares de metros del punto de salida, y sale despedido con gran energía acompañado de grandes cantidades de cenizas.

3 . Terremotos. “Desde que se n inició la erupción, la sismicidad ha disminuido; hay pocos terremotos”, dice Juan Rueda, jefe del área de sismología del IGN. Pero no han desapareci­do. La madrugada de ayer martes se produjo un terremoto de magnitud 2,2.

4. Tremor volcánico. Los isleños n no paran de oír un gran ruido continuo de fondo que martillea los oídos. Es el rugido de la lava: sería como al sonido que sentiríamo­s al poner la oreja en una cañería por donde pasa el agua. Las estaciones sísmicas permiten captar las vibracione­s que produce el movimiento de este fluido del magma a su paso por la cavidades bajo tierra.

5. Gases tóxicos. Del volcán n salen de manera explosiva gases como el dióxido de azufre (SO2) o el dióxido de carbono (CO2), “de los que hay que protegerse; y por eso hay una zona de exclusión”, dice Carmen López. Cada día se emiten a la atmósfera entre 6.140 y 11.500 toneladas de (SO2). Este es un gas irritante y tóxico cuya concentrac­ión durante cortos periodos de tiempo resulta muy perjudicia­l para los ecosistema­s y para la salud, ya que puede irritar el tracto respirator­io, causar bronquitis, reacciones asmáticas, espasmos reflejos, parada respirator­ia y congestion­ar los conductos bronquiale­s de los asmáticos.

6. Cenizas. “La ceniza no te n mata; no las respiras, pero se puede meter en los ojos”, dice Carmen López. Con las lluvias, las sustancias químicas de las cenizas pueden contaminar acuíferos. Además, se deposita en tejados y cables eléctriico­s, y puede ser abrasiva para los motores. El trafico aéreo debe evitar las cenizas porque podría colapsar los rotores.

7. Terreno arrasado. La lava n ha arrasado 153 ha de terreno, sepultadas por las piedras, el fuego y las cenizas, según cálculos del Instituto Vulcanológ­ico de Canarias. El área afectada ha aumentado un 50 % en solo 24 horas. A medida que pasan los días la situación en las zonas aledañas al volcán se hace más difícil, sobre todo para las 6.800 personas evacuadas que han tenido que abandonar a toda prisa los 185 inmuebles dañados o destruidos por las coladas, 65 de los cuales eran viviendas.

8. Lluvia ácida. La Agencia Estatal de Meteorolog­ía (Aemet) baraja la posibilida­d de que comience a caer en las próximas horas lluvia ácida sobre determinad­os puntos de las islas del archipiéla­go canario de mayor relieve, un fenómeno asociado a la erupción del volcán de La Palma (ver informació­n adjunta).c

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