Visita relámpago de Marie Curie a Barcelona
La afamada científica Marie Curie efectuó una visita brevísima a Barcelona, el día primero de mayo de 1931. Le dio tiempo para contemplar el creativo ajardinamiento que el arquitecto paisajista francés Forestier había llevado a cabo en Montjuïc, proseguido por el colega Rubió i Tudurí. También le fue mostrado Miramar, para que paladeara una visión panorámica de la ciudad que no podría siquiera pasear. Y por último se recreó con la intensidad del Poble Espanyol.
Fue cumplimentada en el Ayuntamiento por el alcalde Jaume Aiguader, acompañado por autoridades francesas y el prolífico escritor René Benjamin. En la Generalitat no pudo recibir el mismo ceremonial, al estar el presidente Francesc Macià de viaje.
En ambos actos expresó el interés y la impresión óptima que le había despertado Barcelona. Lamentó tener que partir sin dilación al haber sido requerida su presencia en París, pero confiaba en que podría tornar en octubre próximo para ofrecer las conferencias que entidades científicas y culturales ya le habían invitado a pronunciar. Antes de partir en el exprés de lujo, se concedió un descanso en el hotel Colón de la plaza Catalunya.
Venía de Sevilla, en la que también había efectuado una visita breve, aunque bastó para confesar que si hubiera nacido en aquel clima abrasador no habría descubierto el radio.
La acompañaba Eve, una de sus hijas, que era concertista de piano y fue la primera y muy celebrada biógrafa de su madre.
Marie Curie no pudo llevar a cabo su deseo de volver a Barcelona. Y es que al poco de haber llegado a París sufrió una caída en el laboratorio que le fracturó el brazo. La recuperación fue lenta. Murió poco después, en 1934.
Fue la primera mujer que por méritos propios mereció ser enterrada en el Panteón de París; no acaeció tal honor hasta 61 años después de su fallecimiento. Importaba haber hecho hincapié en lo de méritos propios, pues la primera fue Sophie Berthelot en 1907, que le fue otorgado tan solo por la virtud conyugal que le había adornado como esposa del Nobel de Química Marcelin Berthelot. En este contexto importa recordar que, a renglón seguido de haber recibido los Curie el Nobel en 1903, solo el marido iba a ser condecorado con la Legión de Honor, pero rehusó al dejar bien sentado que Marie por supuesto la merecía tanto como él.c
Solo pudo admirar los jardines de Montjuïc, Miramar y el Poble Espanyol