Una pesadilla americana
Radden Keefe desnuda a una dinastía de filántropos que hizo fortuna con un opiáceo
El imperio del dolor es una historia agridulce sobre la doble moral y sus contradicciones. La documentada historia de una dinastía, los Sackler, que encarnaban el “sueño americano”, la innovación médica, la filantropía... y ahora el deshonor de que su medicamento estrella, el Oxycontin, lanzado en 1995, un potente opiáceo, sea responsable de la muerte de medio millón de consumidores y de la adicción de dos millones.
El periodista estadounidense Patrick Radden Keefe, autor de No digas nada, sobre el IRA, se centra en El imperio del dolor. La historia secreta de la dinastía que reinó en la industria farmacéutica” (Reservoir Books/edicions del Periscopi) en la ambigüedad moral de un emporio fundado por los tres hermanos Sackler, cuyos métodos de marketing y publicidad a partir de los años 50 transformaron la relación entre médicos y pacientes con el indeseado resultado.
“Todo el sistema de medicina y sanidad pública de Estados Unidos ha sido secuestrado por el comercio y los beneficios. Eso ha modificado completamente nuestra relación con la salud. Entre 1940 y 1950 los Sackler transformaron esa relación porque supieron colocarse entre el médico y su paciente. Y obtener dinero de esta intermediación. Al final, el sistema de salud no puede asumir el gasto y la gente queda fuera. Entonces empieza a no creer en el sistema y termina siendo escéptica... ¡sobre las vacunas contra la covid! Por un lado, es de locos no vacunarse –y lo último que desearía es que este libro les llevase a esa actitud– pero por otra parte no se equivocan cuando dicen que a todas estas grandes compañías farmacéuticas les importan más los beneficios que la salud pública”, señala el autor en una entrevista en Barcelona, su primer viaje a Europa desde la covid.
El patriarca se llamaba Arthur Sackler, primogénito de un
Los Sackler, médicos y empresarios, idearon la publicidad para fármacos y compraron muchas voluntades
matrimonio de inmigrantes de Polonia establecidos en Brooklyn. “La historia de un hijo de inmigrantes con éxito, muy trabajador y con ambiciones, grandes ambiciones. En una generación construyen un imperio. Para mí, lo fascinante es que hay aspectos de su imperio no tan virtuosos. Es un legado mixto, como su propia vida personal. ¿Doble? ¡Triple! Un tipo con carisma y tan creativo pero cuya energía productiva es, al mismo tiempo, destructiva”, señala Patrick Radden Keefe.
Junto a sus dos hermanos, todos licenciados en Medicina, viven un conflicto permanente de intereses. Gestionan la publicidad médica en una época en que Madison Avenue pasaba del sector y despliegan desde una agencia publicitaria la estrategia para fármacos que cambiará la salud pública en Estados Unidos: encumbran al médico y apelan a él –y no al paciente– para vender más y más fármacos. Así, por ejemplo, consagran el Valium.
Y así hasta lograr lo propio con una bomba atómica farmacológica, el Oxycontin, que generará beneficios de 13.000 millones de dólares. ¿La filantropía? “En los años cuarenta los Sackler empezaron a soñar con una píldora para todo. Era una idea innovadora, científica, idealista sobre la humanidad. Una píldora para dormir si eres insomne, una píldora para todo… pero también está el miedo y la no aceptación de la muerte. De ahí su obsesión por ver el nombre Sackler en placas de los museos de medio mundo”. ●