La Vanguardia

“Algunos me querrían muerto”

El Papa denuncia en público a los opositores que “preparaban el cónclave” tras su operación

- ANNA BUJ

El papa Francisco tiró de ironía para afrontar los rumores que se habían lanzado desde algunos sectores de la curia romana sobre un posible cónclave inminente tras su operación de colon. “Estoy vivo todavía. Aunque algunos me querrían muerto. Sé que hubo incluso reuniones entre prelados, que pensaban que el Papa estaba más grave de lo que se decía. Preparaban el cónclave”, reveló a un grupo de jesuitas con los que se encontró durante su reciente viaje a Eslovaquia.

Las palabras no son ni un error ni un olvido, porque están recogidas en un artículo de la revista jesuita Civiltà Cattolica , que podría haber omitido esta parte de la conversaci­ón. Representa­n una grave denuncia dirigida a la pequeña pero ruidosa minoría ultraconse­rvadora que desde su designació­n intenta torpedear su actuación en la Santa Sede.

El Papa se refiere a los tambores de cónclave que quedaron patentes en un artículo publicado a finales de agosto en el diario derechista italiano Libero que decía que estaba enfermo y debilitado tras su operación de colon y podría renunciar cuando cumpliese 85 años en diciembre. La noticia –escrita por un periodista conservado­r que en un libro intentó demostrar que la elección del argentino no fue válida– dio rápidament­e la vuelta al mundo. “¡Yo no sé de dónde han sacado la semana pasada que yo iba a presentar mi renuncia!”, exclamó Francisco en una entrevista en la cadena Cope. “Y dicen que fue un revuelo, cuando a mí ni se me pasó por la cabeza”.

Desde su elección, el Pontífice ha tenido que lidiar con esta oposición en los círculos vaticanos, que le han atacado al considerar que su visión moral es demasiado progresist­a, por sus críticas al capitalism­o y su enfoque en la migración o el cambio climático. El último movimiento papal que ha provocado la furia de los ultraconse­rvadores es su restricció­n a las misas tridentina­s, es decir, las oficiadas por el rito anterior al concilio Vaticano II, que se celebraban en latín, con otro misal y de espaldas a los fieles.

No es algo habitual que el Papa se refiera tan directamen­te a sus opositores. Cuando el exnuncio Carlo Maria Viganò provocó una enorme tormenta en el 2018 al acusarle de encubrir los abusos del excardenal Theodore Mccala rrick, Francisco se negó a comentar el asunto y animó a los periodista­s a sacar sus propias conclusion­es.

Massimo Faggioli, historiado­r de la Iglesia y profesor de Teología en la Villanova University (Filadelfia), considera que, en

El número dos del Vaticano resta importanci­a al asunto: “No había notado que hubiese este clima”

esta ocasión, la defensa tan directa es algo que “le ayuda a construirs­e la imagen de un Papa contra todos”, pero no cree que ayude a la unidad de la Iglesia. “Complots han existido, y muchos, en el pasado, es obvio. Antes había dejado que otros le defendiese­n. Pero esta declaració­n desvela una cierta debilidad y una llamada a unirse bajo su persona que le deja aislado en el colegio cardenalic­io”, opina. A su juicio, evidenciar a los opositores puede ser “un modo de justificar ciertas flaquezas” de su pontificad­o, como las dificultad­es en la complicada reforma de

curia romana o el proceso por corrupción que afronta el cardenal Angelo Becciu.

El cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado de la Santa Sede –mano derecha del Papa–, ha intentado quitar hierro al asunto. Después de intervenir en una reunión en Roma del Partido Popular Europeo, aseguró: “Se trata de una cosa de pocos, de alguien que quizás se ha metido en la cabeza estas cosas”. “Probableme­nte el Papa tiene informacio­nes que yo no tengo, porque sinceramen­te no había notado que hubiese este clima”, indicó el purpurado.c

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ETTORE FERRARI / EFE El papa Francisco, en la audiencia general del pasado miércoles

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