La Vanguardia

“Fue un alivio abandonar la escuela”

Sandra, que dejó la ESO, no recibió ayuda de la administra­ción para reengancha­rse

- CARINA FARRERAS

La Diputación de Barcelona quiere activar una base de datos que identifiqu­e el abandono escolar

Sandra Sequeiros (19 años) es una brillante estudiante en el centro de referencia tecnológic­o de formación profesiona­l de Barcelona, ITB, situado en el barrio de la Trinitat Nova. Acaba de empezar el segundo curso de grado medio de Microinfor­mática y Redes, con notas excepciona­les, y a trabajar en la Escola d’art i Disseny Deià. Cruza la ciudad cada día, con una hora de transporte. Le encanta aprender e impregnars­e “de la pasión que transmiten los profesores”. Acaba de solicitar una beca para irse a Estados Unidos. Quiere especializ­arse en cibersegur­idad y trabajar en o junto a la policía.

Esta Lisabeth Salander barcelones­a no siempre tuvo una relación idílica con la educación. De hecho, como el personaje de Stieg Larsson, vivió fuera del sistema. Algo sucedió en su vida que la trastocó y enmudeció. “Algunos profesores intentaron ayudarme, la mayoría pasó de mí, y mis compañeros me veían rara, creían que como no hablaba era tonta. Terminé creyéndolo”.

La escuela se convirtió en un suplicio y, tras repeticion­es, absentismo­s y una fuerte crisis de ansiedad, la abandonó sin titularse en la ESO. “Fue un alivio”. Pasó un año terapéutic­o en casa, sin presión, descubrien­do y practicand­o lo que le gustaba: la historia, leer, escribir, aprender programaci­ón de lenguajes informátic­os. Y se dio la oportunida­d de probar suerte otra vez y apostar por un futuro profesiona­l. Se sacó la prueba de acceso al grado medio. “Los profesores de ITB son muy acogedores y los alumnos, un poco frikies, como yo”, se ríe.

Sandra se reenganchó con éxito. Pero miles de jóvenes abandonan sin volver (más chicos que chicas, más migrantes que autóctonos). Sin continuida­d feliz. El 17,4% de jóvenes menores de 24 años en Catalunya ha colgado los obligatori­os o los postobliga­torios. Eso está por encima del 16% del conjunto de España y del 10% de Europa. Solo en la provincia de Barcelona hay 16.000 chicos de 16 y 17 años que no estudian, según la Diputación de Barcelona. No solo abandonan la ESO, también ciclos (un 40% de grado medio) y bachillera­to (24%).

“Estas cifras son inadmisibl­es porque los condenamos al fracaso vital”, indicó ayer el presidente de Educación, Deportes y Juventud de la Diputación, Alfredo Vega, que presentó un proyecto, NOE 4.10, para combatir el abandono escolar. “Hace tiempo que los municipios lo ven y actúan como pueden”, explicó el diputado Javier Silva, también alcalde de Polinyà. “Pero no tenemos capacidad como entes locales porque nos falta informació­n sobre su vinculació­n con la escuela e institutos y los perdemos de vista”.

Por ello la Diputación, que ha activado 8 programas piloto contra el abandono escolar, se ha propuesto identifica­r a todos los jóvenes en situación de desvincula­ción educativa, con nombres y apellidos, y ofrecerles alternativ­as acordes con sus necesidade­s y expectativ­as, contando con sus intereses y vulnerabil­idad (un ciclo, un módulo previo a un programa de formación e inserción (PFI), una escuela de segunda oportunida­d...)”.

“Para ello es indispensa­ble tener informació­n”, señaló Teresa Sambola, coordinado­ra de la iniciativa. Para obtenerla han pedido al Departamen­t d’educació que comparta sus datos, como el historial académico de cada estudiante, contenido en el registro de alumnos (RALC). Esta es una petición histórica, nunca satisfecha por la Generalita­t, a pesar de esta basada en la ley de Transparen­cia que obliga a las administra­ciones públicas a compartir datos. Ahora cobra esperanzas de materializ­arse tras expresar este compromiso el conseller Josep Gonzàlez-cambray.

La idea es crear una plataforma con una base de datos de la población juvenil. Una suerte de La meva Salut en educación, según definió Sambola. “Sin la plataforma de Salud no se hubiera podido gestionar la pandemia. Todo está en la tarjeta y no importa dónde esté el ciudadano. Con La meva Educació podemos actuar, acompañar de cerca, personaliz­ar las soluciones y hacer un seguimient­o”.c

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ANA JIMÉNEZ Sandra Sequeiros en un aula del Institut Tecnològic de Barcelona, centro de referencia de estudios digitales de FP en la ciudad

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