La Vanguardia

Barcelona comienza una Mercè con pitidos y protestas de fondo

Una amalgama de manifestan­tes toman los límites de una plaza Sant Jaume acordonada

- LA CRÓNICA RAÚL MONTILLA

Los bocinazos fueron apenas audibles en el Saló de Cent, por la distancia, las ovaciones y la propia pregonera Una decena de concentrac­iones se sucedieron durante el acto, también en la plaza Sant Miquel

La polémica forma parte de la Mercè, es un activo más de la fiesta, casi tanto como la lluvia. Y si este año el cartel ha encantado y la pregonera, la activista vecinal Custodia Moreno, ha generado un inusitado consenso, el desencuent­ro ha venido por la plaza, la de Sant Jaume, perimetrad­a ayer generosame­nte por Guardia Urbana y Mossos, pero que contó en todos y cada uno de sus márgenes con la presencia de diferentes grupos que protestaba­n en contra la alcaldesa Ada Colau, aunque no en todos los casos quedaba claro el porqué.

Una amalgama de protestas, convocadas muchas por redes sociales y alentadas, quizás, después de que la decisión del gobierno municipal de cerrar la plaza alegando medidas sanitarias, diera paso a bronca política, liderada sobre todo por Junts, y aunque no con tanta pasión también por el PP, al considerar la decisión como un intento de la alcaldesa para evitar un bochorno como el sufridos en Gràcia o en Sants. Pero hubo pitidos, e incluso bocinazos, sin olvidar las proclamas de Fora Colau lanzadas desde un megáfono. Incluso tuvo lugar un contrapreg­ón de varios colectivos antirracis­tas y en defensa de la vivienda en la plaza Sant Miquel que, de hecho, dado el antecedent­e de otras protestas, era el que más preocupaba a la Urbana. Si bien la cosa no fue a más y la variedad de protestas, algunas incluso contradict­orias, no pasaron de ser música de fondo del pregón y parte del tiempo no pudieron con la voz ronca de la pregonera –de la que ella hace broma siempre que puede– y de las sonoras ovaciones, que llenaron la sala más noble del Ayuntamien­to de gente en pie.

La plaza Sant Jaume rodeada de vallas, los controles policiales y el ruido de megáfonos y pitidos fueron así los teloneros del primer acto de la fiesta mayor, la segunda de la pandemia, en la que Ada Colau arrancó en el acto institucio­nal del Saló de Cent reivindica­ndo la cultura “que nos permite que nos reencontre­mos”, llamando a la prudencia, animando a los ciudadanos –“este año ya tenemos vacunas”– y con un sentido recuerdo por Jordi Fàbregas, fallecido en enero y creador del Toc d’inici (el que sigue al pregón).

De ahí, la alcaldesa dio paso a la pregonera, que no renunció en ningún momento a su sentido del humor: “Bebo un poco de agua porque es lo que me han puesto”. Custodia Moreno, más dada a improvisar, al final leyó su discurso más de lo que tenía previsto, y no faltaron, como avanzó, las reivindica­ciones ante el president de la Generalita­t, Pere Aragonès; la presidenta del Parlament, Laura Borràs y la delegada del Gobierno en Catalunya, Teresa Cunillera; así como ante los representa­ntes de los grupos municipale­s. Aunque nadie se levantó ante el pregón, nadie se quejó y si alguno hizo una mueca, al menos desde la bancada de la prensa, no se percibió.

La líder vecinal evocó el viaje que con cuatro años, en 1947, hizo con su familia en El Sevillano desde Granada, y cómo se acabaron establecie­ndo en una barraca en Can Baró, en el límite con el Carmel. Recuerdos de una Barcelona en blanco y negro mezclados, eso sí, con una declaració­n de amor hacia la ciudad.

La activista reivindicó los barrios y su gente, y dio las gracias “a todos los trabajador­es y trabajador­as” que en la pandemia “han seguido acudiendo a su puestos de trabajo, aun a riesgo de perder su vida”, si bien insistió en que en los hospitales y centros de salud “sigue faltando personal, nuestros docentes han empezado el curso con la misma ratio que ya era deficiente y muchos trabajador­es y trabajador­as siguen cobran sueldos de miseria”.

Custodia Moreno también aseguró sentir “mucha rabia” porque todavía el derecho a la vivienda es un “grave problema”, clamó contra los desahucios y exigió pisos sociales de alquiler. “La vivienda pública como una hucha para que cuando llegues a la vejez puedas cambiarla por un centro sanitario no es la solución”, manifestó. “Nos hemos quedado sin parque de vivienda pública y hemos colaborado en la burbuja inmobiliar­ia”, añadió la líder en un pregón en el que incidió en la desigualda­d, la Lgtbifobia o la xenofobia. Y alertó de la extrema derecha. “Siento rabia, mucha rabia, cuando observo con que naturalida­d se justifican sus discursos”, apuntó. “Es muy peligroso y no podemos ser ingenuos”, añadió la septuagena­ria, que ha lanzó una pregunta: “¿Cuándo la acción política se adelantará a las pancartas?”.

Las medidas sanitarias marcan la segunda Mercè de la pandemia, que el año pasado se señalaba en el calendario como el inicio de la etapa postcovid y que, ahora con más ganas se espera que realmente será así. Superado el pregón y

La pregonera alerta de la “naturalida­d” con la que se justifican los discursos de la extrema derecha

también los pitidos, lo que más intranquil­idad genera ahora en el Ayuntamien­to son los botellones o que se puedan dar problemas de orden público: la Guardia Urbana tendrá hasta el domingo en la calle más de un millar de agentes y monitoriza, minuto a minuto, las redes sociales.

Pero también hay un poso de temor que en la fiesta de este año se pueda repetir la misma imagen que la del año pasado: espectácul­os y conciertos con sillas vacías, y de ahí los casi continuos llamamient­os a asistir y, si no se puede, a avisar para que otro ciudadano pueda ir. Sillas que desean y esperan que se llenen en los espacios que llevan días con la pestaña de entradas agotadas (castillo de Montjuïc, parque de Joan Miró, jardines dels Drets Humans...); así como otros para los que aún a última hora de ayer tenían entradas para hoy, caso de la Estació del Nord o el parque de la Trinitat. Porque aunque no se ha acabado la pandemia, nadie puede negar que cada día está un poco más superada que el día anterior. Y, a pesar de pitidos y protestas, Barcelona, otra vez, está de fiesta mayor.c

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MIQUEL GONZÁLEZ / SHOOTING El Toc d’inici, ayer, se volvió a celebrar tras el pregón después de que el año pasado, por la pandemia, se tuviera que suspender
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 ?? MIQUEL GONZÁLEZ / SHOOTING ?? El president de la Generalita­t, Pere Aragonès, y la alcaldesa Ada Colau junto a la pregonera
MIQUEL GONZÁLEZ / SHOOTING El president de la Generalita­t, Pere Aragonès, y la alcaldesa Ada Colau junto a la pregonera
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MIQUEL GONZALEZ DE LA FUENTE Las protestas se sucedieron alrededor de la plaza

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