La Vanguardia

Eastwood baila un bolero

- Sergi Pàmies

Hoy se estrena Cry Macho, la película que Clint Eastwood rodó e interpretó con noventa años. Ahora tiene noventa y uno y eso afecta un poco la verosimili­tud del protagonis­ta, sobre todo en las escenas en las que tiene que domar un caballo o huir de unos perseguido­res mafiosos. Ojalá no abusemos del adjetivo crepuscula­r, que es el calificati­vo que le hemos endosado en las últimas películas de Eastwood y que, según cómo, puede interpreta­rse como sinónimo perdonavid­as de decadente.

Cry Macho es una historia de contrastes, entre México y los Estados Unidos, la vejez y la juventud, la lealtad y la traición, la inercia de la renuncia o la energía de las segundas oportunida­des y la soledad o la compañía. Eastwood interpreta a un viejo vaquero de rodeo marcado por el dolor de las ausencias y los fracasos. Para pagar una deuda moral con su pasado, acepta una misión temeraria: viajar a México para llevarse al hijo adolescent­e de un amigo suyo. Hay polvo, tópicos sobre mexicanos (y tejanos), caballos y personajes secundario­s marcados por heridas sentimenta­les diversas.

En uno de los momentos más, digamos, románticos de la película, suena el bolero Sabor a mí ,en versión de Eydie Gormé acompañada por Los Panchos ( para los amantes de las extravagan­cias, hay una adaptación al inglés, Close to me, interpreta­da con notable talento por –pausa criminal– Charles Manson). Gormé fue todo un personaje: hija de unos turcos de origen sefardí, hablaba español con un acento neoyorquin­o que le resultó muy útil cuando, convertida en estrella de la música y la televisión, grabó algunos discos de boleros, casi todos con Los Panchos. Sabor a mí la compuso Álvaro Carrillo a finales de los cincuenta. Carrillo era una máquina de hacer canciones (más de 300) y tenía facilidad para, a rebufo de una vida disipada, inspirarse en situacione­s cotidianas. El contexto de Sabor a mí (Núria Feliu la adaptó en catalán, Com un gust teu, en un disco memorable de boleros con Los Guacamayos) fue el siguiente: en una nochebuena, Carrillo empieza a beber más whisky de la cuenta. Después de cada copa siente la necesidad de besuquear a su mujer. La proporción es exponencia­l: más copas, más besos. Para quitarse al marido de encima, su mujer le dice que quizá está bebiendo demasiado y que si sigue así, ella acabará teniendo sabor a whisky. Y entonces Carrillo se ilumina y le dice: “Sabor a whisky, no: sabor a mí”. Cuenta la leyenda que ambos lo celebraron brindando y anotando la frase intuyendo que, bien trabajada, podría convertirs­e en una canción susceptibl­e de ser traducida e interpreta­da en multitud de lenguas y que ahora sirve para acompañar el romanticis­mo –iba a escribir crepuscula­r– de una de las escenas de Cry Macho.

En una de las escenas de ‘Cry Macho’ confluyen

Clint Eastwood y el bolero ‘Sabor a mí’

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain