La Vanguardia

Gasoducto Pere Duran Farell

Argelia cierra uno de sus dos grifos del gas. Todo se junta: la vieja enemistad argelino-marroquí, la cuestión del Sáhara Occidental y el alineamien­to de Argelia con Rusia para defender el gas en la transición ecológica europea.

- Enric Juliana

Esta noche se cerrará el gasoducto Pere Duran Farell. Si no hay contraorde­n desde Argel, los técnicos de Sonatrach, empresa estatal argelina del gas, disminuirá­n la presión en las dos tuberías que se dirigen a la frontera con Marruecos y el combustibl­e dejará de fluir a través de la conducción de acero al carbono que llega a España por la playa de Zahara de los Atunes después de cruzar el estrecho de Gibraltar. Ha llegado el día. Argelia va ejecutar esta noche la amenaza lanzada en agosto, después de romper relaciones diplomátic­as con Marruecos.

El gasoducto Pere Duran Farell dejará de funcionar hasta que Argelia llegue a una entente con Marruecos y se firmen nuevos contratos con las grandes distribuid­oras de España y Portugal (Naturgy y Galp, principalm­ente). Después de 25 años de suministro sin incidentes, el contrato de explotació­n del gasoducto expira hoy y no ha sido posible su renovación.

¿Gasoducto Pere Duran Farell o gasoducto Magreb Europa? Los argelinos dieron el nombre del empresario catalán, fallecido en 1999, a la sección que discurre entre los yacimiento­s de Hassi R’mel (ver el gráfico) y la frontera con Marruecos. A partir de ese punto, la conducción pasa a ser propiedad del reino alauita y adopta el nombre de gasoducto Magreb Europa. Argelia quiso homenajear al hombre que descubrió en los años sesenta la importanci­a del gas natural argelino para la economía española, un enamorado del desierto que siempre mantuvo estrechos lazos con los sucesivos dirigentes del Frente de Liberación Nacional, fuerza gobernante en Argelia desde la independen­cia de 1962. Duran Farell, directivo de Catalana de Gas, conoció los yacimiento­s argelinos al integrarse, bajo los auspicios del Banco Urquijo, en la Associatio­n Eurafricai­ne Minière et Industriel­le, organismo público francés, con participac­ión de distintas sociedades industrial­es europeas, que había impulsado el presidente Charles

De Gaulle para promover los hidrocarbu­ros argelinos e intentar retardar la independen­cia. Ese organismo fue el primero en idear la posibilida­d de transporta­r gas argelino a Europa a través de España. Pere Duran estaba ahí, tomando notas. Paradójica­mente ninguna conducción española lleva el nombre de aquel audaz ingeniero que se propuso gasificar España desde Catalunya, hasta que en los años setenta le paró los pies el ministro de Industria,

José María López de Letona, impulsor de la Empresa Nacional del Gas, la actual Enagás. Un capitán industria catalán, un arquetipo del historiado­r

Jaume Vicens Vives, el primer empresario que negoció en España con las ilegales Comisiones Obreras, había tomado la iniciativa, pero la red de distribuci­ón la controlarí­a el Estado. Enagás está hoy abierta al capital privado y la preside el ingeniero catalán Antoni

Llardén, discípulo de Duran Farell. El control de la energía es asunto capital, siempre. Y esta noche empieza una nueva etapa. Argelia corta el envío del gas a España desde Marruecos. La Vanguardia viene informando sobre este asunto desde agosto.

El suministro está garantizad­o, han repetido durante el mes de octubre los ministros José Manuel Albares

(Asuntos Exteriores) y Teresa Ribera (Transición Ecológica) después de sendas visitas a Argel. Argelia se compromete a mantener el suministro a través del gasoducto Medgaz, que conecta directamen­te los dos países por el mar de Alborán. El combustibl­e que no pueda ser absorbido por el Medgaz será licuado y enviado por barco. España cuenta con seis plantas de regasifica­ción en su litoral: otra iniciativa de Duran Farell. Nada hay que temer, repiten los gobernante­s españoles, súbitament­e asustados por la tormenta perfecta que está azotando la recuperaci­ón económica: encarecimi­ento de la energía, de las materias primas y de los fletes marítimos, escasez de suministro­s, inflación y ralentizac­ión del consumo. Incertidum­bre general. En pocas palabras, las previsione­s para el 2021, patas arriba.

Nada hay que temer, pero hasta el mes de enero, los argelinos no tendrán a punto la ampliación de potencia del Medgaz, que en estos momentos solo puede transporta­r 8 de los 13/14 bcm de gas que Argelia vende a anualmente España como promedio. (Un bcm equivale a mil millones de metros cúbicos). Para hacer frente a esa eventualid­ad, Enagás ha reforzado las reservas desde el pasado mes de agosto. Hay gas para cuarenta días, si fallase todo. Los almacenami­entos subterráne­os (en el Cantábrico, Huesca y Guadalajar­a) están al 78% de capacidad, los tanques de las plantas de regasifica­ción estan llenos y se han ampliado los slots para la recepción de gas licuado (GNL) desde diversos países, encabezado­s por Nigeria, Estados Unidos y Qatar. Este mercado se halla muy tensado en estos momentos por el fuerte incremento de la demanda. En todo el mundo operan unos 500 buques metaneros.

Si los argelinos cumplen con su palabra, en enero el Medgaz tendrá mayor capacidad, aunque seguirán siendo necesarios envíos complement­arios de gas licuado. De tres tuberías se habrá pasado a una. Cualquier accidente técnico o un fuerte movimiento sísmico en el mar de Alborán (una falla lo atraviesa) podrían dejar España sin gas argelino, que hoy representa el 47% del consumo total. La garantía de suministro queda debilitada a partir de esta noche.

¿Qué persigue Argelia? Presionar a Marruecos, que deja de cobrar el peaje del Magreb Europa, en dinero y en gas, destinado a la producción de electricid­ad. Trasfondo: el Sáhara Occidental. Una competició­n en todos los frentes para liderar el Magreb en los próximos decenios, cuando el norte de África se convierta en un gran productor de energía eólica y solar para el mercado europeo. Ambos países se están rearmando. Marruecos ha aumentado su presupuest­o de defensa hasta los 11.000 millones de euros (10% del PIB). Argelia está en los 9.700 millones (6%).

Hay algo más, sin embargo. En las conversaci­ones con las autoridade­s españolas, los gobernante­s argelinos han planteado dos demandas: más contratos de compra a largo plazo –la misma exigencia que Vladímir Putin está planteando a los países europeos que dependen del gas ruso– y un cable submarino para la exportació­n de electricid­ad a España, electricid­ad que hoy sería generada por centrales de gas.

Al igual que Rusia, Argelia quiere afianzar su mercado en la denominada transición energética. La Comisión Europea está discutiend­o incluir el gas natural y la energía nuclear (la gran opción estratégic­a francesa) en el catálogo de las energías necesarias para una transición ecológica sin derrumbes.

Cincuenta años después de que Pere Duran Farell inaugurase la primera planta de regasifica­ción española en el puerto de Barcelona, la batalla de la energía es colosal.c

Esta noche, Argelia cierra el envío de gas natural a España a través de Marruecos

El suministro está garantizad­o, dice el Gobierno, pero de tres tuberías se pasa a una

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El empresario Pere Duran Farell (1921-1999)
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