La Vanguardia

“La tensión EE.UU.-CHINA no ayuda a alcanzar un acuerdo”

Directora de la Fundación Europea para el Clima

- ANTONIO CERRILLO

Economista y diplomátic­a, Laurence Tubiana fue embajadora especial del gobierno de Francia en la conferenci­a de París de cambio climático (2015). Su papel fue ensalzado en la negociació­n del aquel pacto histórico. Hoy la directora de la Fundación Europea para el Clima rebaja las expectivas de la cita de Glasgow.

¿Cómo ve la conferenci­a del clima de Glasgow?

Tengo una impresión ambivalent­e. Por una parte, los científico­s describen una realidad terrible; tenemos por delante un aumento de temperatur­as de 2,7 ºc y un amento de las emisiones de gases invernader­o del 16% para el 2030 respecto a 2010, cuando tendríamos que lograr una disminució­n de un 45%. Pero luego se hacen anuncios, que hay una movilizaci­ón de los gobiernos y que actúa la diplomacia climática.

¿Qué anuncios destacaría?

Europa ha hecho un anuncio importante, al acordar un recorte del 55% de las emisiones en el 2030 respecto a 1990. EE.UU. ha anunciado unas nuevas metas, interesant­es, mucho mejores incluso que las que Obama había puesto sobre la mesa, aunque no se sabe si las podrá llevar a la práctica, debido a las discrepanc­ias en el seno de Partido Demócrata, y dada la mayoría muy escasa de Biden. Vemos que compañías e inversores nos dicen que van a llegar a la neutralida­d en carbono en 2050, o cuanto antes.

¿Qué más elementos esperanzad­ores ve?

La promesa de China de no financiar las centrales térmicas de carbón en el exterior.

¿Y hay sombras…?

Sí, por ejemplo, no sabemos aún qué es lo qué va decidir India, pero lo mejor que puede hacer es poner sobre el papel el programa de renovables que ha decidido impulsar su presidente.

¿Cuál sería el éxito de la cumbre?

Asumir los hechos; ser honestos y decir que no estamos cumpliendo con el Acuerdo de París, y acelerar el movimiento y las medidas para no retrasar más su aplicación. Muchos anuncios chocan con la realidad de unas emisiones que van a crecer en los próximos años. El éxito sería reconocer esta doble realidad.

¿Percibe cambios sociales?

Desde el Acuerdo de París existe una mayor movilizaci­ón social. Hay muchas compañías que están en la buena dirección. Y hay sectores que han hecho un giro impensable hace 25 años, como el del automóvil, el acero o el aluminio o, incluso, el sector del cemento.

¿Qué condiciona un buen acuerdo en Glasgow?

Yo creo que la tensión entre Estados Unidos y China no ayuda, pero teniendo en cuenta la situación de China, y los problemas internos de su economía y la necesidad de superar la covid, no creo que hubiera podido decir cosas muy diferentes a las que ha dicho.

Australia, México, Arabia, Brasil o Rusia son los más inmovilist­as.

Esa es parte de la herencia de Trump: la actitud mexicana, de Bolsonaro en Brasil. Por eso, Australia se muestra tranquila en su inmovilism­o: ni ha hecho nada, ni quiere hacer nada. Sudáfrica es justo lo contrario

¿En Glasgow se tiene que ratificar el Acuerdo de París?

No. Se deben finalizar las reglas del Acuerdo de París, cómo se presentan y homogeneiz­an la contribuci­ones nacionales y organizar los mercados de carbono.

Decía en 2019 que era preferible un no acuerdo sobre los mercados de carbono que un mal acuerdo. ¿Lo sigue pensando?.

En Madrid, Brasil, con el apoyo de la India, lo querían todo. Creo que existe un riesgo de una de doble contabilid­ad (que los países o las empresas que compren o vendan créditos o certificad­os de reducción de emisiones se las imputen doble y respectiva­mente en sus inventario­s) porque China quiere realmente este acuerdo ahora, y va a hacer todo lo posible para que se produzca.

¿Y por qué China desea un acuerdo sobre esos mercados?

Está muy preocupada por la idea de la UE de implantar un impuesto de ajuste al carbono en frontera, y está interesada en que se cree un espacio multilater­al sobre el precio al carbono para poder argumentar que no deben pagar este impuesto porque ya existe un mercado mundial que pone precio. Está bien porque así van viendo y asumiendo que hay que pagar el coste del daño climático; es una buena señal. Pero hay que tener mucho cuidado de que los créditos chinos en los mercados no valgan.. .entonces, no serviría de nada.

La aviación se saltó sus promesas de acción climática en el 2021…

La aviación no tienen soluciones técnicas para reemplazar su carburante (queroseno). Dado que no tiene realmente alternativ­as ecológicas, podría entenderse que puedan recurrir a esos mercados de carbono pero por un tiempo limitado. Pero para compensar unas emisiones negativas no se les debería permitir que pudieran comprar reduccione­s de emisiones a cualquiera.

¿El hidrógeno es una solución?

La compañía Airbus afirma que el transporte aéreo funcionará con hidrógeno; y en eso están trabajando. Pero me parece muy complicado, y hay que tener mucho cuidado que no pretendan hacer ver que están haciendo algo cuando no hacen nada.

¿Y capturar el CO2 de la atmósfera?

Lógicament­e, vamos a tener que trabajar con las nuevas tecnología­s, pues no podemos alcanzar la neutralida­d climática en el 2050 si no podemos extraer el CO2 de la atmósfera. En esto se ha adelantado algo. Ya tenemos la primera compañía, en Islandia, que está extrayendo el CO2 de la atmósfera. El suelo islandés ofrece la ventaja geológica de que puede mineraliza­r el CO2. Pero es una solución muy costosa, cuando por muy poco dinero podríamos eliminar las fugas de metano. Parece ser que hay tecnología­s interesant­es para transforma­r el carbono en algo diferente (materiales, cemento…).●

Expectativ­as “El éxito de la cumbre sería admitir que no estamos cumpliendo con el Acuerdo de París”

Captura de CO2 “Necesitamo­s nuevas tecnología­s para alcanzar la neutralida­d climática en el 2050”

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MILES WILLIS Tubiana fue embajadora especial del gobierno de Francia en la conferenci­a de París (2015)

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