Mucho más que rumba
El multicultural barrio del Raval de Barcelona albergará en la calle de la Cera el primer ecomuseo dedicado a la comunidad gitana en Catalunya
En el Raval de Barcelona se cuece un proyecto muy especial. En la estrecha calle de la Cera abrirá en los próximos días un museo que rescatará la memoria histórica de los gitanos catalanes y contribuirá a romper estereotipos asociados a esta comunidad. Detrás del proyecto se esconde un ingente trabajo de recuperación de memoria histórica de la mano de la asociación Carabutsí, nacida en el 2018. Un grupo de siete jóvenes acudió casa por casa para entrevistar a las personas mayores de la comunidad y recoger sus historias de vida para formar el archivo oral y visual de los gitanos de Catalunya. De momento, han recopilado más de 7.000 documentos entre fotos, cartas y vídeos. Toda esta documentación se ha catalogado y una parte se podrá consultar en la futura web del centro, además de ver una selección en el local.
El equipamiento está en unos bajos de protección oficial con un alquiler asequible. Es un espacio modesto, de unos 50 m2, pero su simbolismo no entiende de paredes. El alma mater de este proyecto es Sam García. Ahora reside en el Poble Sec pero se considera vecino de la calle Cera: “Yo me crié aquí con mis padres y mis abuelos”. La llegada de sus antecesores al Raval se remonta incluso a unas generaciones anteriores con su tatarabuela Maria, que nació en 1807 y vivió en la calle Requesens.
Una réplica de un documento expuesto en un lateral del local acredita que los gitanos llegaron a Catalunya hace más de cinco siglos. Sam calcula que ahora quedan en este núcleo del Raval una media docena de familias de una población gitana que llegó a estar formada por unas 1.500 personas. Precisamente , una de las singularidades de este equipamiento consiste en su concepción como ecomuseo. “Un ecomuseo se crea cuando un territorio está perdiendo su patrimonio y su cultura. Vimos que sucedía con nuestra comunidad en la ciudad y en el barrio del Raval. Por eso decidimos crear este centro para que no se olvidara todo esto. Nosotros hemos aportado mucho a la construcción de Barcelona”, defiende Sam, que destaca que será el primer museo de este tipo en Catalunya dedicado a la comunidad gitana.
Hablar de la cultura gitana también supone hacer referencia la rumba. Uno de los lugares donde se gestó este género fue en el desaparecido bar Salchichón, en la calle de la Cera, reconvertido hoy en un restaurante gallego. “En ese sitio tocaron en los años 40 El Orelles y Toqui. Se dice que fueron los inventores de la rumba catalana”, explica el impulsor del proyecto museístico. Otro nombre propio de este estilo musical es Peret, que residió en la calle Salvador del Raval. Su huella se aprecia en el local con un cabezudo que representa su figura y el día de la inauguración del centro –el 7 de noviembre– saldrá a pasear con otros gigantes del barrio. “También queremos romper tópicos. Nuestra historia es mucho más que la rumba”, reivindica el responsable del museo. Entre las historias menos conocidas destacan las mujeres gitanas que en los 50 y 60 se embarcaron rumbo a América. “Dejaron a sus hijos y maridos y se fueron a trabajar allí. Se convirtieron en el sustento económico de las familias”, comenta Sam. Las hazañas de estas mujeres valientes no se olvidarán y las futuras generaciones las podrán conocer en un sitio propio.●
El nuevo centro reúne miles de archivos del colectivo y nace para romper estereotipos