La Vanguardia

Bilocación sobre ruedas

El martes pasado la aplicación Smou me permitió experiment­ar el don de la ubicuidad: bilocación sobre ruedas

- Màrius Serra

El don de la ubicuidad suele invocarse en frases negativas cuando alguien no puede asistir a un acto porque tiene otro compromiso. Allí donde los hablantes de burocratés alegan problemas de agenda, otros apelan a la imposibili­dad de obtener ese don. La ubicuidad sería el mejor de los superpoder­es, ya que nos permitiría estar en todas partes. Un delirio cósmico de dioses.

Entre los mortales, los únicos que han conseguido acercarse son personajes históricos susceptibl­es de sufrir un magnicidio, y aún a través del sofisticad­o método de contratar un doble. Entre los presuntos dobles de Franco destaca el enigmático Isidro García Collado, un gallego clavado al dictador que volvía de Argentina y desapareci­ó en 1942 en Sada, el municipio del pazo de Meirás. Hitler, Castro, Stalin, Ceausescu, Sadam Husein... Todos han jugado a ser dioses con sus súbditos, pero si han flirteado con la ubicuidad fue para protegerse de ellos. Es decir, hicieron uso del don para ocultarse. En cambio, otros hombres que terminaron en el santoral, como Juan Bosco o Antonio de Padua, practicaro­n la denominada bilocación, un acto paranormal consistent­e en estar en dos (o más) lugares a la vez. No para esconderse de nadie, sino al contrario, para mostrarse más. Cuando anhelamos tener el don de la ubicuidad para estar en más de un sitio a la vez lo que queremos en realidad es practicar la bilocación.

La era digital ha facilitado unos cuantos simulacros de bilocación. Los medios telemático­s se esfuerzan por hacernos creer que estamos en más de un sitio a la vez. Pero la semana pasada experiment­é una nueva modalidad, la bilocación sobre ruedas. El martes entré en el parking municipal del mercado de la Sagrada Família. Nada más acercar el morro a la barrera el sistema me leyó la matrícula, me activó la aplicación Smou del móvil y se levantó, como si llevase teletac. Uso la aplicación Smou desde hace años para aparcar en la calle en zona azul, de modo que la tengo vinculada a la matrícula del coche. También la uso para pillar algún Bicing, pero no sabía que funcionaba con los aparcamien­tos municipale­s. Todo iba bien hasta que, una hora más tarde, fui a sacar el coche y no pude salir. Resultó que había caído el sistema (el informátic­o, el otro lo aguanta todo) y el vigilante, muy amablement­e, me generó un ticket para pagarlo en el cajero y poder salir. El hombre se comprometi­ó a anular el cargo de la aplicación cuando se restableci­era el sistema y lo cumplió, aunque la incidencia se alargó casi veinticuat­ro horas. No tengo ninguna queja de él. Al contrario, porque durante más de veinte horas pude experiment­ar una bilocación sobre ruedas. El miércoles por la mañana, mi coche y yo nos bilocamos. Según la aplicación Smou seguíamos aparcados en la Sagrada Família y, a la vez, iniciamos estacionam­iento en una zona azul de la calle Mestre Nicolau.c

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